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El Papa seguirá hospitalizado varios días aunque "no hay motivo para la alarma"

El portavoz de la Santa Sede asegura que el Pontífice nunca ha perdido el conocimiento

Enric González

Juan Pablo II permanecerá ingresado en el policlínico Gemelli de Roma "unos cuantos días más", aunque "no hay motivos para alarmarse". El portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls, intentó reducir así la inquietud suscitada por la hospitalización urgente del Papa, el martes por la noche, y declaró que sólo los médicos podrían decidir el momento en que podría ser dado de alta. Navarro-Valls desmintió que el Papa hubiera perdido el conocimiento o que haya sido sometido a una traqueotomía tras la asfixia provocada por una "laringo-traqueítis aguda con episodios de laringo-espasmo".

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En el Vaticano, el sentimiento general era ayer de optimismo, aunque se diera por seguro que Karol Wojtila no iba a abandonar la clínica al menos hasta la semana próxima. Todo comenzó con un resfriado que el domingo degeneró en proceso gripal. Cualquier enfermedad, por común que resulte, puede llevar a una situación crítica a un anciano de 84 años con una salud muy frágil.

Por un lado está el Parkinson, que comenzó a manifestarse en 1992 y que desde 1996 ha reducido progresivamente la capacidad motriz de Karol Wojtila. Por otro, una serie de problemas coronarios y pulmonares que desde hace unos meses parecen aconsejar una nueva intervención quirúrgica, tras las practicadas en 1981 (impacto de bala en el vientre por el atentado de Alí Agca); en 1992 (extirpación de parte del colon por la presencia de un tumor); en 1993 (fractura de la clavícula derecha); en 1994 (fractura de fémur e implante de una prótesis de titanio) y 1996 (apendicitis).

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El pontífice muestra un leve edema pulmonar (encharcamiento de los pulmones) y un estrechamiento de las arterias coronarias que le descompensa el ritmo cardiaco. Lo normal, en un paciente más joven, sería operar y resolver la cuestión con uno o dos bypass. Pero el Papa no está en condiciones de resistir una operación a corazón abierto, por lo que, según el experto vaticanista Orazio Petrosillo, de Il Messaggero, es casi seguro que se intentará en las próximas semanas realizar un cateterismo para implantarle unos muelles metálicos dilatadores en las arterias con dificultades.

El portavoz papal trató de calmar la preocupación de millones de fieles y admiradores en todo el mundo omitiendo el cuadro clínico global del enfermo y ciñéndose al problema que obligó a hospitalizar con urgencia a Juan Pablo II. Cuando el Papa llegó al policlínico Gemelli, poco antes de las once de la noche del martes, apenas podía respirar y la angustia de quienes acompañaban la ambulancia era evidente. Bastó, sin embargo, una mascarilla de oxígeno para mejorar sus condiciones. Joaquín Navarro-Valls, que ejerció la medicina antes de dedicarse al periodismo, emitió a media mañana el siguiente comunicado: "Durante la pasada noche han proseguido las terapias de asistencia respiratoria que han permitido la estabilización del cuadro clínico. Los parámetros cardiorrespiratorios y metabólicos están, considerando la situación, dentro de los límites normales. Por tanto se confirma el diagnóstico de laringo-traqueítis aguda con episodios de laringo-espasmo que había emitido ya anoche".

Navarro-Valls explicó también a la prensa que Juan Pablo II había conseguido "descansar algunas horas" durante la noche, que había desayunado con café y que había "concelebrado desde la cama" (un término lo bastante ambiguo como para no significar gran cosa) la misa dicha por su secretario personal, el obispo polaco Stanislao Dzi-wisz. Como pruebas de que la hospitalización había sido una simple medida cautelar, Navarro-Valls, sonriente y con aspecto relajado, indicó que el médico personal del pontífice, el doctor Renato Buzzonetti, no había pasado la noche en la clínica, y que él mismo se iba "tranquilamente" a su oficina junto a la plaza de San Pedro. "La fiebre es ahora poca, poquísima, no hay motivos para alarmarse", declaró en el abarrotado vestíbulo del policlínico Gemelli.

El ministro italiano de Sanidad, Girolamo Sirchia, médico de gran prestigio, se mostró también optimista tras visitar al Papa. "Está recuperándose", declaró, "el parte que acaba de hacerse público es absolutamente verídico y refleja en modo exacto la situación actual del Santo Padre".

El martes a medianoche, tras la hospitalización, el portavoz de la Santa Sede había anunciado que ayer serían emitidos dos comunicados sobre la evolución de la enfermedad del Papa, uno por la mañana y otro por la tarde. Al fin hubo un solo comunicado, el matutino, y se canceló el posterior hasta que los médicos lo consideraran justificado por la existencia de novedades.

Una monja y un sacerdote llegan con flores al policlínico donde está ingresado el Papa.
Una monja y un sacerdote llegan con flores al policlínico donde está ingresado el Papa.REUTERS

Cuatro jornadas de crisis

- Domingo 30 de enero

Por la mañana, durante el angelus, el mensaje tradicional que cada domingo el Papa dirige a sus fieles en la plaza de San Pedro desde sus habitaciones, Juan Pablo II tenía mal aspecto, respiraba con dificultad, estaba tembloroso y tenía la voz ronca. Por la tarde, Karol Wojtila muestra síntomas gripales, entre ellos una fiebre no muy alta de 38 grados y ya por la noche una tos persistente.

- Lunes 31

El portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro-Valls, anuncia en un comunicado que "a causa del síndrome gripal que le comenzó ayer [por el domingo] se ha aconsejado al Santo Padre que suspenda las audiencias previstas para hoy [lunes]".

- Martes 1 de febrero

Aunque el obispo de Roma no tiene fiebre, los médicos aconsejan que guarde cama al menos otros dos días. Así, el Vaticano comunica por la mañana que se suspenden las actividades de Juan Pablo II hasta el jueves. Entonces no se descartó que el Santo Padre pudiera saludar desde sus habitaciones el miércoles a los fieles que se reunirían en la plaza de San Pedro, pero con las ventanas cerradas y en silencio para no agravar aún más la laringitis que ya tenía el domingo. Pero su estado de salud empeora y a las 22.50 el Papa es hospitalizado en el Policlínico Gemelli. El portavoz de la Santa Sede explicó que el estado del Pontífice se había "complicado súbitamente con una laringotraqueítis aguda y con espasmos de laringe" y que se había decidido su ingreso hospitalario "por precaución".

- Miércoles 2

En el primer parte médico desde la hospitalización, doce horas después del ingreso, Navarro-Valls informó que durante la noche del martes el Pontífice recibió respiración asistida, "que ha permitido la estabilización del cuadro clínico". "Los parámetros cardiorrespiratorios y metabólicos en el actual estado están dentro de los límites de la normalidad", dijo Navarro Valls. Juan Pablo II permanecerá ingresado "durante algunos días" hasta que mejore su salud. Navarro-Valls descartó un segundo parte médico en este primer día de hospitalización, que será emitido, presumiblemente, en la mañana del jueves, una vez visto cómo ha transcurrido el anciano Pontífice la noche del miércoles.

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