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Prohibido hablar de política en la mesa

"Mi padre es azul [el color del partido KMT]; mi madre, verde [PDP], y en casa se ha prohibido hablar de política en la mesa", afirmó Tsai Chun-che, de 21 años y estudiante de la Universidad ursulina de Kaohsiung, la segunda ciudad de Taiwan. Esta universidad privada católica, que cuenta con 6.800 estudiantes, tiene la mayor facultad de Lengua Española de la isla, con más de 600 alumnos. Una clase de 26 chicos y chicas, de entre 21 y 22 años de edad, del último año de licenciatura, aceptó mantener un debate con la enviada de EL PAÍS sobre el futuro de la isla.

"Los taiwaneses tenemos un dilema: la independencia se ha ganado el corazón, pero la realidad es otra", señala Tsai, cuyo padre es uno de los más de un millón de taiwaneses que trabajan en China, motivo por el cual cree que es más propenso a votar al KMT "porque es el partido que más seguridad da sobre las turbulencias del estrecho". Tsai destacó que comparte con su hermano la misma opinión política, pero se negó a decir cuál era "para no crear problemas en clase".

Por el contrario, Chen Wan-jun, de 22 años, mucho más militante, destaca que no existen discrepancias entre las dos hermanas, ni de ellas con los padres -aunque sí con los tíos-, en cuanto al voto. "Yo soy taiwanesa, aunque culturalmente tengo raíces chinas, pero esto no tiene nada que ver con la unión política, que creo que no debe de producirse porque Pekín no respeta la democracia de Taiwan", sostiene. Chen lamenta que casi nueve meses después de las elecciones presidenciales, el líder de la oposición y del KMT "no haya reconocido su derrota", lo que en su opinión revela que la democracia aún no se ha establecido plenamente en Taiwan.

"Todos tenemos miedo a la guerra. Es malo tanto para las personas como para la economía. Mi familia apoya la independencia, pero a mí me parece un camino muy peligroso. Creo que es mejor mantener el statu quo", dice Li Yu-chun, al referirse a la independencia de facto de la isla, aunque la política de una sola China impuesta por Pekín no permite a ningún país establecer relaciones diplomáticas con Taipei si las quiere tener con Pekín. De ahí que sólo 27 países reconocen a Taipei, que todos los años desde que fue expulsado de la ONU para admitir a China (1971) trata de obtener un escaño en esa y otras organizaciones y se encuentra siempre con el veto de Pekín.

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