'Angustia', de Bigas Luna, o el cine dentro del cine
EL PAÍS ofrece, por 1,95 euros, una fascinante e hipnótica historia de un psicópata
A Bigas Luna se le ocurrió la peripecia argumental de Angustia en una conferencia del filósofo Eugenio Trías sobre las películas de Alfred Hitchcock, especialmente La ventana indiscreta. Le fascinó la visión de Trías sobre el carácter tridimensional del relato de Hitchcock, "que sitúa la mente del espectador en una historia que a su vez descubre otra historia que está ocurriendo en la casa de enfrente. Hitchcock encontró, pues, la profundidad de la pantalla, la tercera dimensión".
Bigas Luna había rodado en Estados Unidos Reborn con Dennis Hopper, y a pesar de no haber logrado con ella buenos resultados, continuaba dispuesto a repetir la experiencia de rodar en aquel país. El guión de Angustia interesó a algunos productores de Hollywood, pero las condiciones que imponían no fueron del agrado de Bigas Luna. Entonces decidió filmarla en su Barcelona natal, lo que logró gracias al entusiasmo del joven productor Pepón Coromina, que ya le había producido sus primeras películas, Bilbao y Caniche. Coromina se entusiasmó con la idea de rodar una película en inglés para el mercado norteamericano rodada íntegramente en Barcelona "gracias a una inspirada utilización de edificios modernistas y a una hábil remodelación de una zona industrial en la calle de una ciudad norteamericana". Elena Hevia en Un siglo fantástico comenta que "Bigas Luna realizó un curioso ejercicio de estilo que gracias a un cuidado diseño de producción parece una producción americana de serie B. Nadie lo diría, pero fue rodada íntegramente en Cataluña".
"Es una película cuya patria es el país del cine, espacio dominado por las sombras"
Para insistir en el aspecto "norteamericano" de la película, contactaron con Bette Davis para que interpretara el papel de la madre, lo que finalmente hizo Zelda Rubinstein, experta en personajes de vidente gracias a sus intervenciones en las dos partes de Poltergeist. Por su lado, Michael Lerner encarnó al hijo asesino. "De las parejas que a menudo aparecen en mis películas, ésta es, sin duda, una de las más memorables", comentó el director a Lucas Soler en el libro Tres paellas con Bigas Luna.
Angustia, según resumió Rubén Corral en la revista Quatermass, cuenta la historia de Hoffman, "un enfermero que trabaja en una clínica oftalmológica y que vive bajo la opresiva influencia de su madre, una desequilibrada médium que le somete frecuentemente a hipnosis. En parte como consecuencia de esta relación, Hoffman, que está perdiendo la vista, es un asesino psicópata que arranca los ojos a sus víctimas. Un punto de partida de tintes hitchcockianos que da un giro definitivo cuando el guión muestra su golpe de efecto más llamativo: la trama que conduce Angustia es en realidad otra película, de título Mommy, que se está proyectando en una sala norteamericana. Bigas Luna juega a utilizar la pantalla del cine en que se proyecta la historia del psycho-killer Hoffman como un espejo", es decir, el director propuso una película que es "cine dentro del cine dentro del cine", como la definió Andrés Peláez Paz en Antología crítica del cine español: "un asesino psicópata acosa a los espectadores de una sala de cine mientras éstos atienden hipnóticamente al fascinante relato que sucede en la pantalla, ajenos al horror que les rodea. Asistimos al entrecruzamiento de miradas, a la multiplicación de los puntos de vista, a la representación del ojo desorientado, a la pérdida de su centralidad según la entendía el clasicismo: la espiral, el vértigo...".
Cuando Angustia se presentó en el festival de Sitges de 1987, sin la presencia de Pepón Coromina, prematuramente fallecido, Quim Casas celebró en Dirigido por... la difícil apuesta que habían realizado director y productor: "Angustia es una notable película, una propuesta sugerente que procura al espectador, por lo menos en mi caso, una extraña fascinación: la fascinación aislada de planos que se graban como impactos de inusitada fuerza (el caracol encima de un pájaro, el asesinato de la primera víctima en la pulcra mansión). Es una especie de homenaje a la condición hipnótica que el cine nunca dejará de conllevar, su fabulación inherente sobre nuestra propia y bien materializada realidad". En Fotogramas, Pedro Calleja elogió "las acciones paralelas, los trucos y engaños que se suceden en una desconcertante espiral de miedo y de humor negro", un juego de muñecas rusas, como Octavi Martí definió la película en este periódico: "Angustia o Anguish o Angoixa es una película cuya única patria es el país del cine, espacio oscuro dominado por las sombras y en el que la imaginación se mezcla con el deseo, y la hipnosis, con la lucidez voluntariamente suspendida (...). Dentro de cada cuento hay otro cuento. La construcción es muy hábil porque dosifica bien sus sorpresas y las posibilidades de identificación del espectador".
En su libro La línea del vientre, Antonio Weinrichter escribió que "Bigas dijo de esta película que era la primera vez que partía de un planteamiento absolutamente teórico. Era también la primera y la única vez que una película suya prescindía del sexo. Esto, que puede parecer anecdótico, indica que esa vez había algo más que ocupaba todo su tiempo: el tema que desarrolla Angustia es el del cine y el del deseo que por ella circula y se castiga, que es el de mirar". Esteve Riambau se preguntaba: "¿Quién mira a quién? ¿Qué es el cine sino la invocación de fantasmas frente a un espectador voluntariamente sometido a una ilusión óptica?".
En el festival de cine de Bruselas, Angustia fue considerada la mejor película, mientras que en el festival de Avoriaz, la fotografía de Josep María Civit recibió una mención especial.
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