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Sharon rectifica tras la derrota en su partido y anuncia un nuevo plan de retirada de Gaza

La difícil situación política en Israel obliga al primer ministro a cancelar un viaje a EE UU

El primer ministro israelí, Ariel Sharon, se ha comprometido a elaborar antes de tres semanas un nuevo plan de repliegue militar y descolonización de Gaza, que sirva de alternativa al que rechazaron los militantes de su partido, el Likud, por amplia mayoría en el referéndum celebrado el pasado domingo. Los trabajos preparatorios de este plan y la compleja situación política en la que se encuentra Israel han obligado a Sharon a cancelar un viaje que tenía previsto a Estados Unidos, donde se debía entrevistar otra vez con el presidente George W. Bush.

Sharon anunció la presentación del nuevo plan ayer por la mañana en el transcurso de una tempestuosa reunión del Gabinete de ministros, la mayoría de ellos firmes opositores de cualquier atisbo de descolonización que trate de imponer el jefe del Ejecutivo. Tres ministros del Gabinete, los radicales Benny Elon, Avigdor Liberman y Efi Eitam, dirigentes del Partido Nacional Religioso y de la Unidad Nacional, abandonaron de manera teatral la reunión de ministros en cuanto se abrió un debate sobre el mencionado plan y mientras Sharon pedía, a gritos y en un tono desafiante, a los reunidos que aportaran nuevas ideas para luchar contra los terroristas palestinos.

"Decidme qué debemos hacer en la lucha contra el terrorismo que no hayamos hecho ya. ¿O es que no debemos hacer nada?", espetó en un tono airado el primer ministro, para preguntar a continuación quiénes eran los partidarios de reabrir el proceso diplomático y de negociación con los dirigentes palestinos. La pregunta quedó sin respuesta, lo que permitió a Sharon continuar insistiendo en la necesidad de redactar un nuevo plan, que espera tener perfilado antes de fin de mayo.

Oposición de los colonos

La iniciativa de Sharon no ha sido bien acogida por el movimiento de los colonos y por los sectores radicales del partido nacionalista Likud, que capitanea el ministro de Hacienda y gran rival de Sharon, el ex primer ministro Benjamín Netanyahu. Para ambos sectores, la actitud del primer ministro es cuanto menos antidemocrática, porque supone un desafío a la voluntad de una mayoría de militantes del Likud que votó en contra del plan de repliegue de Gaza.

"No se puede cambiar de planes como el que se cambia de calcetines", comentó en un tono irónico, a la salida del Consejo de Ministros, Benjamín Netanyahu, que unas horas más tarde se reuniría en privado con Sharon en un nuevo esfuerzo por establecer una base mínima de acuerdos. Pero las diferencias son demasiado importantes, por lo que los dos cabecillas del Likud acabaron la reunión sin llegar a ningún pacto.

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La delicada coyuntura en la que se encuentra inmersa Israel, tras el fracaso del referéndum del Likud, y la situación de bancarrota en la que se halla el Gobierno, han obligado a Ariel Sharon a suspender un viaje que tenía planeado realizar esta semana a Estados Unidos. Sharon debía pronunciar una conferencia ante las organizaciones norteamericanas pro-judías y tenía previsto entrevistarse después con el presidente George W. Bush. El primer ministro ha encargado a su hombre de confianza, el viceprimer ministro Ehud Olmert, viajar a Washington y cumplir con ambos compromisos.

Olmert, un defensor a ultranza de los proyectos de Sharon, manifestó ayer que tiene la intención de llevar a Estados Unidos el mensaje de que la descolonización de Gaza es inevitable, entre otras razones porque, en su opinión, "no existe por el momento ninguna otra alternativa" digna que permita a Israel seguir hacia adelante.

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