_
_
_
_
_
Reportaje:LOS NUEVOS SOCIOS | POLONIA | LA EUROPA DE LOS 25

La vieja industria sueña con los fondos europeos

Ursus, la legendaria fábrica de tractores de Polonia, vegeta en espera de la UE

La vieja fábrica de tractores Ursus, gloria del comunismo en Polonia, languidece hoy. De 16.000 trabajadores ha pasado a 400. De 61.000 tractores de producción a 3.200. EL PAÍS inicia hoy una serie de reportajes para presentar a los 10 países que, desde el 1 de mayo, serán miembros de la Unión Europea.

La fábrica de tractores de Ursus fue en la década de los setenta uno de los estandartes de la Polonia comunista. Concebida para producir más de 100.000 tractores al año y con 16.000 obreros de plantilla, la fábrica se extendía por 180 hectáreas a unos 15 kilómetros al oeste de Varsovia. Por todo el campo polaco los tractores con el nombre de Ursus en el morro constituían un auténtico símbolo. Para los agricultores eran la señal de haber alcanzado cierta prosperidad. Trabajar la tierra con un tractor convertía en estampas del pasado las imágenes del caballo y el arado. Todo gracias a los tractores producidos en Ursus. En torno a las naves de la fábrica creció la ciudad. Los obreros de Ursus constituían, junto con los mineros de Silesia, los siderúrgicos de Nowa Huta, cerca de Cracovia, y los trabajadores de los astilleros del Báltico, la aristocracia del proletariado polaco.

"No aceptamos las normas que nos impone Bruselas", señala un dirigente de Solidaridad

Los trabajadores de Ursus estaban entre los más combativos. De las huelgas de 1976, surgió allí el Comité de Autodefensa de los Trabajadores (KOR), precursor del sindicato independiente Solidaridad, que se fundó cuatro años más tarde en Gdansk y de inmediato también en Ursus. En los meses de existencia legal de Solidaridad bajo el comunismo, los obreros de Ursus fueron los que más quebraderos de cabeza provocaban por su combatividad tanto al régimen comunista como a la dirección del sindicato independiente.

De aquellos días de gloria no queda nada. Ursus se ha reconvertido en un páramo industrial: galpones vacíos y gigantescas naves de un amarillo desvaído de hasta 500 metros de largo y 10 metros de altura. Las vías de ferrocarril, por donde circulaban los trenes cargados de tractores, ahora están muertas con la hierba crecida entre los raíles. Las 180 héctáreas han quedado reducidas a seis. La plantilla ha pasado de 12.000 en 1997 a los 400 actuales. De los 61.000 tractores producidos en 1981 se ha caído a 3.200 ahora.

En Ursus se palpa la desolación. Obreros con gesto adusto salen de la fábrica. Hablan y dan rienda suelta a su desencanto, pero se niegan a dar su nombre, temerosos de sufrir represalias. Los testimonios se parecen unos a otros. Baste uno como muestra: "Soy montador de tractores en lo que queda de la fábrica Ursus. Tengo 44 años, esposa y dos hijos. Uno de ellos estudia a distancia y el otro va a la escuela industrial. Desde septiembre los dos están en casa porque no encuentran trabajo. [El paro en Polonia alcanza casi el 20%]. Mi hija tiene 20 años y mi hijo 19. Por mi trabajo recibo una paga irrisoria que no nos alcanza para mantenernos. Gano 1.400 zlotys mensuales. Tengo miedo a perder el trabajo porque no sé qué será de mí mañana. A mi edad, ¿dónde voy a hallar otro trabajo? Incluso es posible que a alguien no le guste el pequeño grupo de obreros que aún tenemos trabajo y nos despidan".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Rememora el obrero los días de los despidos: "Cuando comenzaron a despedir a la gente los obreros protestamos. Comenzamos a ir a Varsovia y agotamos todas las vías. Recibíamos sólo promesas, que nunca se cumplieron. Todos piensan que si entramos en la UE nos van a llenar de dinero y nadie sabe a qué se comprometieron nuestros dirigentes, que sólo esperan ocupar sus sillones en Bruselas después de que Polonia entre en la UE". Sobre el pasado piensa que "a la vista de lo que ha ocurrido a partir del año 1989, nosotros como obreros vivíamos mucho mejor en los tiempos del socialismo. No debíamos preocuparnos por el mañana o de si llevaríamos dinero a casa, pues éste estaba asegurado por nuestro trabajo cada mes. El dinero alcanzaba para todo y había trabajo para todos".

El trabajador de Ursus pertenece al sindicato Solidaridad: "Durante los últimos ocho años he sido presidente del sindicato en mi sección, pero estoy muy desilusionado. Si pudiéramos hacer retroceder la historia, un 75% de los trabajadores no apoyaría a los dirigentes que tenía Solidaridad en el año 1989. Fuimos estafados por nuestra propia gente". Sobre la Unión Europea su opinión no es muy positiva: "Si Polonia entra en la UE, no puede haber nada bueno. Nosotros somos un país prácticamente agrícola y podríamos estar en condiciones de alimentar a todos los ciudadanos y tener una buena situación económica. Occidente nos metió el dedo en la boca en 1989 [caída del régimen comunista] y ahora estamos pagando caro el pecado de habernos dejado embaucar. Ellos abrieron en Polonia almacenes de ventas al por mayor y tienen un gran mercado que consume sus productos. Ahora no pertenezco ni me pronuncio por ningún partido porque lo que se ve, lo que ocurre en nuestro Gobierno, es un infantilismo y una bufonada. El poder juega con nosotros".

En una nave se encuentra ahora lo que queda de la fábrica de Ursus, la dirección y la cadena de montaje. El ingeniero de 52 años Jan Olszewski ha tomado posesión del cargo de director hace sólo una semana. Ursus se mantiene en régimen de propiedad estatal y depende en última instancia del Ministerio del Tesoro Público. Explica Olszewski que los cambios sociopolíticos y la economía de mercado hacían que la producción de tractores no se ajustase a la demanda: "La fábrica se reestructuró en un espacio más reducido y con menos patrimonio". Las naves vacías, la casi totalidad de las 180 hectáreas, las entregó la fábrica al municipio para saldar las deudas pendientes. Ahora el Ayuntamiento de Ursus está ubicado sobre lo que antes era la dirección de la empresa. El Ayuntamiento ha alquilado o vendido lo que ha podido.

El director de Ursus reconoce que los índices de la UE establecen que para obtener rentabilidad hay que producir unos 30.000 tractores anuales, "si nosotros hacemos 3.000 o 4.000 no es rentable". El mercado para los tractores de Ursus se encuentra en el mercado polaco, pero, sostiene Olszewski, "la agricultura polaca es muy pobre y muy pocos agricultores pueden invertir. En Polonia se venden de 5.000 a 6.000 tractores anuales y en Italia con una estructura comparable se venden 30.000". La esperanza se encuentra depositada "en los fondos europeos para el desarrollo de la agricultura y las medidas de apoyo a las granjas. En Polonia hay registrados más de un millón de tractores. Con un ritmo de 5.000 vendidos anuales se tardarían 200 años en renovar el parque. Hay dos millones de granjas privadas y si 20, 30 o 50.000 compran tractores con las ayudas europeas podríamos sobrevivir".

La sede de Solidaridad en Ursus es un edificio destartalado con un sinfín de símbolos religiosos colgados en las paredes. En la oficina del sindicato, su secretario, Janusz Mierkowski, reconoce que votó no en el referéndum sobre el ingreso de Polonia en la UE: "No aceptamos las normas que nos impone Bruselas. Se liquidó la siderurgia en Polonia y ahora se ve que es negocio, pero nos dijeron que había que liquidarla. No se nos dice qué podemos desarrollar. Lo que tenemos que hacer es retroceder". El vicepresidente de Solidaridad, Wiktor Wieckowski, saca a relucir el romanticismo polaco: "Nunca supimos aprovechar con sangre fría las ventajas. Ahora estamos en Irak con Estados Unidos sin pensar que se podía ganar dinero. Los otros se quedan con el dinero y nosotros con los problemas".

Un militante de Solidaridad de la fábrica de tractores Ursus ondea la bandera del sindicato durante una protesta en Varsovia en marzo de 1998.
Un militante de Solidaridad de la fábrica de tractores Ursus ondea la bandera del sindicato durante una protesta en Varsovia en marzo de 1998.AP

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_