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Chipre, entre los grandes retos del nuevo Ejecutivo

El nuevo Gobierno griego tendrá que ocuparse en los próximas meses de todos esos temas urgentes sobre los que, como suele ocurrir, las maquinarias electorales de los partidos prefieren pasar de puntillas durante la campaña. Empezando con la reunificación de Chipre y su entrada en la UE el 1 de mayo, siguiendo con la necesidad de acabar a tiempo las obras de los Juegos Olímpicos y terminando con el adelgazamiento del Estado, algo que reclama el mundo de los negocios.

En cuestión de semanas, la diplomacia griega tendrá que volcarse, como país garante de la independencia de la isla junto a Turquía y el Reino Unido, en las negociaciones para una eventual reunificación de Chipre antes de su incorporación a la UE. El proceso corre el peligro de convertirse en una discusión bizantina pese a las presiones para alcanzar un acuerdo por parte de la ONU, ya que de momento no está claro ni cuándo ni cuántos refugiados grecochipriotas van a poder volver a la zona norte invadida por Turquía en 1974 y viceversa. Tampoco hay fecha aún para la retirada de los más de 30.000 soldados turcos. Grecia tendrá que negociar también próximamente con Ankara el contencioso sobre la soberanía de la plataforma continental del Egeo.

La otra prioridad será acelerar los preparativos de Atenas 2004, un escaparate mundial donde Grecia se juega su imagen y cuyas obras van con considerable retraso a tan sólo cinco meses de que empiecen los Juegos. Durante la campaña, los dos grandes partidos prometieron consenso y continuidad en los trabajos, pero se da por seguro que el nuevo Gobierno querrá dar su impronta a la celebración. Además de nuevos nombramientos, aunque sean de segundo nivel, es posible que haya que renegociar contratos. Otro cantar será, ya en otoño, cuando se conozca la relación coste-beneficio de los Juegos.

El papel del Estado

Pero el gran desafío a medio plazo será reducir el papel del Estado en la economía griega -los servicios, sobre todo en el sector público, que suponen el 70% del PIB griego, emplea al 60% de la población activa- y acabar con el laberinto burocrático de la Administración.

Pese a una privatización parcial de los grandes monopolios, el hecho es que el Gobierno aún controla las antiguas empresas públicas, entre ellas, la de telecomunicaciones, energía o las líneas aéreas. Otra cuestión urgente será aumentar la competitividad de la economía y fomentar la inversión extranjera -la más baja de la UE-, terminando con el exceso de regulaciones, lo que suele conducir a la corrupción. A estos problemas hay que añadir la prometida reforma de la seguridad social y la lucha contra el desempleo, que afecta a uno de cada cuatro jóvenes de menos de 25 años.

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