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Reportaje:

El déficit fortalece el eje París-Berlín

Francia y Alemania defienden su fórmula para crear empleo y salir de la crisis

Ya tienen algo más en común: los déficit públicos más importantes de Europa, con ese 4% del producto interior bruto (PIB) que campea en el marcador francés y el 3,8% previsto en el campo alemán para 2003. "Nuestro primer deber es el de impulsar el crecimiento y el empleo", afirmó ayer la ministra francesa de Asuntos Europeos, Noëlle Lenoir, al anunciar una batería de reuniones franco-alemanas de alto nivel que seguirán a la cumbre entre Chirac y Schröder prevista para mañana, y que incluyen un Consejo de Ministros conjunto, el día 18, y una reunión de presidentes de los länder alemanes y de las regiones francesas.

El eje franco-alemán prosigue su marcha imparable, a veces a la ofensiva y en ocasiones para defenderse, espalda contra espalda, del acoso de la Comision Europea y de otros socios de la UE, indignados del nulo esfuerzo por contener el déficit público. Tras el 4% de desviación prevista para 2003, "será difícil rebajar drásticamente el déficit el año próximo", advirtió ayer la ministra francesa de Asuntos Europeos.

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París apuesta por rebajar los impuestos antes que contener el déficit, con el argumento de que disminuir los impuestos contribuirá al crecimiento económico, en cumplimiento de una promesa electoral del presidente Chirac que suscita polémica incluso en el seno de la mayoría parlamentaria de derechas. Las autoridades francesas alegan en su defensa, una vez más, el criterio similar adoptado por sus colegas alemanes frente al mismo problema. Un poco de patriotismo no viene mal: Francia desea hacer obligatoria la exhibición de la bandera europea en todos los edificios públicos, tan pronto como quede aprobada la Constitución de Europa. La ministra Lenoir admitió también de que "permanece abierta" la discusión de las reservas planteadas por el Gobierno español, que se resiste a aceptar el cálculo de la mayoría calificada para tomar decisiones en función del peso de la poblacion de cada país en la UE.

Esas reservas permiten a París mantener las suyas. Una de sus batallas consiste en ensanchar el margen de maniobra del futuro ministro europeo de Asuntos Exteriores, que debería tener la capacidad de utilizar su presupuesto (suma de las cantidades afectas actualmente a los departamentos de Chris Patten y de Javier Solana) "de manera autónoma respecto del procedimiento habitual de la Comision Europea", en palabras de la ministra francesa de Asuntos Europeos. En otras palabras, el futuro superjefe de la diplomacia europea no debería estar atado a lo que decida la mayoría de la Comisión si prospera el criterio francés.

Precisamente, tres de los más activos ministros de Exteriores de la UE se encontraban reunidos anoche en París. El francés Dominique de Villepin, el alemán Joschka Fischer y el británico Jack Straw se ven con frecuencia -lo han hecho hace poco a propósito del levantamiento de las sanciones de la ONU contra Libia- y ahora abordan el problema de Irak.

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