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Diez barcos hundidos reposan en el fondo de la bahía de la Concha

Arqueólogos submarinos han descubierto en los últimos años los restos de hasta diez barcos hundidos en la bahía de la Concha, donde han hallado incluso un navío de madera del siglo XVI. Proyectiles, monedas antiguas o cerámicas son sólo algunos de los objetos que Manu Izaguirre, fundador y director del Centro de Investigación Submarina (Insub), ha rescatado de los navíos naufragados en aguas de la Concha en los más de 20 años que lleva buceando en ellas.

El arqueólogo donostiarra señala que en el fondo de la bahía han sido descubiertas diez embarcaciones de los últimos cinco siglos. "Probablemente, aún permanecerán ocultos en el fondo de la bahía muchos tesoros arqueológicos más", agrega, algunos de los cuales quizá nunca se encuentren, tanto por la acción del hombre como por la oxidación.

Siglo XVI

Izaguirre apunta que el más antiguo de los pecios hallados, del siglo XVI, es el que se encuentra mejor conservado, ya que son reconocibles tanto la quilla como algunas de las cuadernas de esta embarcación de madera.

Otros barcos, por contra, son casi irreconocibles, ya que no quedan más que ruinas de madera o hierro oxidado y los investigadores nunca llegarán a saber a qué clase de nao pertenecían. Sin embargo, Izaguirre explica que la importancia arqueológica de estos descubrimientos no depende de su estado de conservación, sino "de las conclusiones que de ellos se puedan extraer".

Destaca el hallazgo de un navío de carga de siete metros de eslora del XVIII, en el que también se encontraron flejes de hierro, clavos y ruedas de afilar de la época, que aportaron información sobre las proporciones, medidas y usos de estos materiales.

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Según Izaguirre, las obras de los puertos, los aparatos de recogida de algas, el óxido o algunos animales destruyen poco a poco los indicios que dejaron a los expertos estos vestigios. Lamenta también el pillaje de ciertos submarinistas deportivos que se llevan un "recuerdo" del fondo del mar "sin tener en cuenta que ese objeto puede ser la clave para identificar o datar un hallazgo".

Izaguirre explica que, cuando se encuentra un barco hundido no se hace público porque los centros de investigación tratan de evitar que se produzcan expolios. En cuanto a los métodos de conservación, se ha desarrollado "por primera vez en España" una técnica de "protección in situ" recomendada por la Unesco, consistente en cubrir el pecio arrojando grava sobre él.

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