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Entrevista:JAVIER GOMÁ | Director de la Fundación Juan March

"La gratuidad es nuestra marca"

"No existen instituciones en España más transparentes que las fundaciones", dice el nuevo director de la Fundación Juan March, Javier Gomá, de 38 años, filósofo, filólogo y jurista. En tres años se licenció en Derecho y fue número uno en la oposición a letrado del Consejo de Estado. En junio reemplazó en el cargo del jurista José Luis Yuste, que ha estado 29 años al frente de la fundación. El nuevo director publicará en Pre-Textos un libro escrito en 20 años, Imitación y experiencia.

Pregunta. Lleva ya siete años en la fundación y llega a su cúpula sin proceder de la cantera de cerebros, las aquilatadas generaciones de becarios March, de artistas, científicos, escritores y ministros.

"El arte está en el mercado, funciona como una empresa con presencia y ventas"
"No creo que existan instituciones más transparentes que las fundaciones"

Respuesta. No, en el grupo financiero y en la Banca March hay más tradición. El vicepresidente Pablo Vallbona fue becario desde el colegio hasta el master universitario y no ha salido de la casa. Haber sido becario es un marchamo y muchos lo invocan como título, por su peso y prestigio. Pasaron 8.000 becarios por una vía de ayuda clave en los años 1960-1970.

P. El célebre y controvertido Juan March Ordinas, el abuelo de los actuales mecenas, Juan y Carlos March, dotó la fundación en 1955 con 1,2 millones de dólares en el extranjero y casi dos millones de euros en España. ¿Cuál es el patrimonio actual?

R. La información sobre patrimonio es interna, nada. Hubo otras dotaciones muy significativas en los años sesenta y una gestión admirable que ha facilitado tener hoy un patrimonio muy importante que nos permite vivir de él. Sus inversiones carecen de interés estratégico empresarial.

P. ¿La fundación tiene autonomía desgajada del grupo March?

R. La dotación y presupuesto son completamente independientes del grupo financiero, también de las administraciones y otras fundaciones. Tiene fortaleza y autonomía familiar y la colección de arte es muy relevante. Damos conciertos gratuitos cada día y tenemos exposiciones en la sede de Madrid, tenemos el Museo de Arte Abstracto de Cuenca y el Museo de Arte Español Contemporáneo de Palma, en el que se potenciarán las actividades.

P. ¿Con los nietos y bisnietos del fundador seguirá la esencia de su creación?

R. La March nació con esencia renovadora, ámbito nacional y vocación europea, sin parangón cercano y a semejanza de las grandes fundaciones de EE UU. Es una gran fundación familiar no corporativa, creada y alentada por alguien que se desprende del dinero sin retorno. No somos una corporación que tiene como obligación buscar el lucro. La familia March no tiene este afán de lucro en la fundación, y sí la buena conciencia de haber hecho una obra para las demás con la ya la larga tradición de casi 50 años.

P. Hay muchos perfiles de fundaciones en España.

R. Lo que nos caracteriza y diferencia es que de las tres clases de financiación posible, la Juan March renunció a las ayudas externas, a la explotación de las propias actividades y vive del rendimiento de su patrimonio.

P. La avalancha de fundaciones generó reticencias.

R. Yo hago un alegato. No creo que existan instituciones en España más transparentes que las fundaciones, no sólo por la bonhomía de sus patronatos, sino por el control legislativo. Ninguna sociedad anónima, limitada o cooperativa puede igualarse en el control de cuentas y gestión. Hubo el prejuicio liberal, en los siglos XIX y XX. En los años setenta y ochenta del siglo XX porque eran de "interés general" se quiso que fueran públicas y dominadas por el Estado. Tras la persecución legislativa llegó la incomprensión administrativa. Ahora se duda con error si son entes sospechosos, usados por corporaciones o para desgravar, o como instrumentos jurídicos ser titulares de compañías.

P. ¿Han de tener afán de lucro las instituciones culturales privadas?

R. El modelo eclesiástico decimonómico era de ayuda a pobres. Hoy hay fundaciones y hospitales que cobran a los pacientes. La esencia de una fundación no es no tener ingresos, pero deben tener lucro. Nosotros en la March renunciamos al lucro por estilo. La gratuidad de los actos es una marca. La esencia de las fundaciones es no repartir beneficios y que su actividad sea de interés general, pero después puede ganar millones aunque no reparta beneficios.

P. ¿La nueva ley les ampara bien?

R. La Constitución elevó a rango de derecho fundamental el derecho de Fundaciones, es un caso único en el mundo. La primera Ley de Fundaciones de 1994 del Gobierno socialista, que fue un paso importantísimo y el Gobierno del PP, en 2002, ha creado una gran ley, en la línea de la anterior, que significa la mayoría de edad, tras una larga tradición de prejuicios.

P. Las fundaciones y museos pirámides de factorías de arte aumentan. ¿Pueden convivir tantos contenedores?

R. La transformación del arte y de la gestión de los museos es bienvenida. Es el resultado de la inmersión del arte en el mercado del ocio. Es legítimo y conlleva que el arte está en el mercado funciona como una empresa y marketing, con presencia y ventas.

P. ¿Habrá futuro para tantos negocio cultural?

R. En Austria, Alemania, Italia, Reino Unido y en Estados Unidos, donde el arte y las instituciones culturales han tenido una expansión muy grande, se observa claramente que hoy los centros tienen problemas de financiación. Los públicos y privados pugnan por sufragar sus actividades.

P. ¿Podrán coexistir los museos públicos y los centros particulares?

P. Ambos. Los privados buscan sus propias vías y sobre los públicos debe matizarse. Las administraciones han absorbido una inmensa cantidad de instituciones culturales que sufren por financiarlas y aspiran a que la sociedad civil, con el mecenazgo, las sufrague. En ningún caso excluyo el patrocinio parcial de una exposición en el Museo del Prado, una opción magnífica. El mecenazgo, por su esencia, es básicamente la financiación de actividades privadas de interés general, propias o ajenas.

Javier Gomá, ante la escultura <i>Elogio del agua II,</i> de Chillida, en la exposición del Museo de la Fundación March en Palma.
Javier Gomá, ante la escultura Elogio del agua II, de Chillida, en la exposición del Museo de la Fundación March en Palma.TOLO RAMÓN
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