Robert Wilson integra tópicos andaluces y novela negra en 'El ciego de Sevilla'
El escritor recuperará algunos de sus personajes sevillanos en su próxima obra
A Robert Wilson (Stanford, Reino Unido, 1957) no le dan miedo los tópicos. La séptima obra de este maestro de la novela negra, El ciego de Sevilla (RBA Ediciones, 2003), se apoya en los grandes fastos de la capital andaluza: Semana Santa, Feria de Abril y la fiesta taurina para crear "un escenario" sobre el que evoluciona el retrato psicológico de su héroe: el detective de homicidios Javier Falcón.
"Conocí Sevilla en 1984. Llegué en bicicleta desde Londres para visitar a un amigo que enseñaba inglés e hice todo lo que se esperaba de un turista; incluso pasar la noche bailando sevillanas en la feria con cualquiera que se atreviera a dar unos pasos conmigo. Todos esos clichés forman parte de mi historia, no son un mero decorado; aunque la novela no se parece a una guía turística", comentó ayer en Sevilla Robert Wilson.
El novelista, que en 1989 se instaló en Lisboa y tres años después se mudó a Redondo, un pequeño pueblo del Alentejo portugués, presentó en la capital andaluza El ciego de
Sevilla, el segundo libro que publica en España. Este creador de thr
illers, que se declara admirador del norteamericano Raymond Chandler, conquistó el mercado español el pasado año con Sólo una muerte en Lisboa (RBA, 2002), una novela con la que consiguió el Gold Dagger Award en 1999.
"Pienso que la novela describe cómo es en realidad Sevilla, sin cargar las tintas en los tópicos. Cuando empecé a escribir El ci
ego de Sevilla estaba leyendo La piel del tambor (la novela de Arturo Pérez-Reverte que se desarrolla también en la misma capital), pero la dejé tras unas 50 páginas porque no quería influencias de alguien que podía darme otra visión de la ciudad", comenta este hombre afable y de mirada curiosa que nunca sabe cómo acabarán sus historias.
"Jamás trazo un plan. Todo comienza con el escenario, después viene la trama y ésta se desarrolla dependiendo de la evolución de los personajes. Esta forma de trabajar es muy dura, porque a veces no salen las cosas, me quedo estancado. Sin embargo, estoy escribiendo thrillers y debe ser así para que el resultado sea algo inesperado. Yo soy el primero en sorprenderse con los giros inesperados de la acción, y el lector se sorprende conmigo", desvela el autor.
Robert Wilson, que ha vivido en Grecia y en varios países de África occidental, es un gran viajero, pero ahora se lamenta de la falta de tiempo para continuar recorriendo el mundo. En la década de los ochenta, cuando visitó por primera vez Sevilla, recorrió 8.000 kilómetros en bicicleta por España. "No tengo tiempo para viajar como antes porque la promoción de los libros requiere presentaciones por Europa y Estados Unidos. Una vez que estás en los escaparates de las librerías, tu nombre no puede desaparecer, tienes que continuar produciendo. Lo realmente difícil es encontrar motivación todos los días", afirma el escritor, que publicó su primera novela en 1995.
África occidental, donde Wilson tenía una agencia de publicidad, es el escenario de sus cuatro primeras obras, ninguna de ellas traducida al castellano: I
nstruments of darkness (1995), The big killing (1996), Blood is dirt (1997) y A darkening stain (1998). Pero el éxito internacional le llegó con Sólo una muerte en Lisboa (1999), la única novela que había aparecido en castellano hasta ahora. RBA Ediciones está preparando para el año próximo la traducción de The company of strangers (2001) y publicará también su próxima novela, para la que el autor está dudando entre dos títulos: Los forasteros o Las manos desaparecidas.
"Se desarrolla en Sevilla porque es casi una continuación de El ciego de Sevilla. Aparecen el detective Javier Falcón, el juez Calderón, Consuelo, Ines... Todo comienza con dos muertes. Un hombre asesina a su mujer y después se suicida. Pero en esta ocasión, la novela da una visión muy distinta de la ciudad", adelanta el novelista inglés.
Babelia
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