Una característica especial del Xandu’, es el ambiente comunitario, las familias abren las puertas de sus casas para recibir a los visitantes, quienes llegan a rezar, compartir alimentos y celebrar la memoria de los muertos.JACKY MUNIELLOEl intercambio de comida es esencial, se cree que al compartir, se honra la vida y se fortalece el lazo entre los vivos y los difuntos.JACKY MUNIELLOEn el mercado de Juchitán el color naranja del cempasúchil anuncia la llegada del Día de Muertos. Cada año, esta flor es vendida en el mercado, donde cientos de personas acuden a comprarla para adornar sus altares.JACKY MUNIELLOUn tradicional altar de siete niveles montado para Día de muertos Xandú, en una comunidad zapoteca de Juchitán, Oaxaca.JACKY MUNIELLOLas familias se preparan desde nueve días antes, y en cada uno, se hace un rezo; al finalizar se reparte entre los asistentes chocolate, pan, atole, licores o cigarros.JACKY MUNIELLOLa ofrenda suele ser de siete o nueve niveles o el Biguié que va en el suelo. Los siete niveles que corona los altares simbolizan el viaje de las almas desde el más allá.JACKY MUNIELLOSegún la creencia local, cuando sopla el frío bii yoxho (viento viejo) es señal de que las ánimas han comenzado a volver desde el Paraíso. JACKY MUNIELLOTamales de mole negro, típicos de la gastronomía Oaxaqueña, son parte de la magia de la Verbena Popular Xandú.JACKY MUNIELLOMari Cruz inciensa el altar en su hogar, esta tradición se realiza del 30 y 31 de octubre y representa uno de los momentos más sagrados del calendario zapoteca, en el que los vivos reciben a las almas de sus difuntos.JACKY MUNIELLOMari Cruz se prepara para recibir a las personas que visitaran el Altar. JACKY MUNIELLOUna característica distintiva del Xandu en Juchitán son los arcos formados con hojas de plátano, que simbolizan la entrada a un templo y, al mismo tiempo, la puerta al cielo, por donde las almas regresan para reencontrarse con los suyos.
JACKY MUNIELLOEn San Mateo del Mar, Oaxaca, el 1 de noviembre la familia Hidalgo Buenavista coloca la ofrenda para recibir a los difuntos.JACKY MUNIELLO (EL PAÍS)El 1 de noviembre, marca el inicio de la celebración dedicada a las almas de los adultos que regresan a convivir con sus familias, una tradición que reafirma la memoria y los lazos comunitarios en el pueblo ikoots. JACKY MUNIELLO (EL PAÍS)Las ofrendas tradicionales ikoots tienen un altar de tres niveles que representa el inframundo, la tierra y el cielo. JACKY MUNIELLO (EL PAÍS)Los diferentes panes típicos del Istmo de Tehuantepec, son fundamentales en las ofrendas. JACKY MUNIELLO (EL PAÍS)Un altar tradicional de escalones en un hogar zapoteca del Barrio de Jalisco en Santo Domingo Tehuantepec. Victoria Barragán Cruz recibe el alma de su madre Reyna Víctoria con un altar oloroso y colorido, hermosamente decorado con flores, velas, frutas y comida. JACKY MUNIELLO (EL PAÍS)Mujeres zapotecas del Istmo de Tehuantepec visten la ropa típica regional y ponen atención a cada detalle de la ofrenda. El 2 de noviembre, los altares se desmontan y las ofrendas se reparten entre vecinos y familiares, con lo cual finaliza el Xandu’.
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