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La realidad en los solares y los rostros de Salgado

Ferran Bono

La ciudad ideal que propone la Bienal de Valencia se encuentra a cada paso con la ciudad real, en las gentes y los espacios urbanos. El fotógrafo brasileño Sebastião Salgado abandona sus documentos de violencia y éxodos y se detiene ante los ciudadanos. En Valencia trabajó durante 35 días para hacer un corte antropológico de la sociedad. En el Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad (Muvim), Salgado expone El rostro, espejo de la sociedad, un centenar de imágenes en blanco y negro de personajes que miran de frente.

Salgado declaró ayer que ha querido entrar en la intimidad de una sociedad que tiene "una creatividad muy fuerte", en el teatro, la danza, la moda y los grafitos. "Es un pueblo muy abierto. No he encontrado ninguna resistencia para hacer este corte representativo". El fotógrafo retrata pescadoras y aristócratas, artistas e inmigrantes. También "los dramas de la gente", los distintos problemas que padecen barrios como los del Carmen y El Cabañal.

"Mucha gente quiere venir a empadronarse a Valencia para disfrutar de todo el arte". La frase, atribuida a Consuelo Ciscar, es uno de los carteles distribuidos por la asociación cívica Ciudadanos para una Cultura Democrática y Participativa, crítica con la bienal al considerar que está desvinculada de la realidad y que su principal objetivo es la publicidad, que aparecen en el Carmen entre pegatinas de "Más viviendas". La asociación vecinal Amics del Carme denunció ayer un nuevo desplome y la existencia de 77 edificios ruinosos y 169 solares.

Metáfora

Los solares y medianeras del casco antiguo se han utilizado para la experiencia de Solares (o del optimismo), con las intervenciones de 37 artistas en 34 solares. El comisario, Lorand Hegyi, lo plantea como "una posibilidad metafórica", un lugar para desarrollar el arte. El recorrido obliga a mirar a las paredes, sortear los coches y entrar en los jardines para distinguir las piezas de Gilbert & George, Wim Wenders, Ilya y Emilia kabakov, Txomin Badiola y Eugenio Cano, entre otros.

Por el mismo barrio del Carmen se llega a los palacios de la calle de Exarchs, donde el cineasta Mike Figgis, antes de que se derrumben o rehabiliten, ha okupado todos sus espacios, desde la capilla a las duchas, para presentar El museo del pasado imperfecto. Figgis declara que es una "deconstrucción de la imagen y el sonido". El artista vuelve a sus orígenes de utilizar todos los medios y técnicas para presentar conjuntos de instalaciones (coches, muñecos, fotografías, vídeos) para unir el azar de imágenes y sonidos.

El antiguo convento del Carmen, que fue subsede del IVAM, agrupa en A & M, el almacén del adecuado comportamiento, las instalaciones más espectaculares para conocer "la conducta de los compradores", según los comisarios Will Alsop y Bruce McLean. Los artistas proponen en sus piezas una feria de la compra.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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