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Kirchner recibe un espaldarazo de Chile y Brasil para su campaña

El aspirante a la presidencia de Argentina se reunió con Lagos y Lula

Una hora con el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasilia, y 45 minutos con el mandatario chileno, Ricardo Lagos, en Santiago. El peronista Néstor Kirchner, candidato a la presidencia de Argentina en las elecciones de la segunda vuelta del domingo próximo, ha recibido en su bautismo internacional el espaldarazo de los dos principales referentes políticos de la izquierda latinoamericana.

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La barbacoa del candidato.

En plena campaña, la foto del aspirante oficialista con los gobernantes de los dos principales vecinos de Argentina vale su peso en oro, sobre todo porque proyecta al mundo a un candidato prácticamente desconocido, comparado con su adversario, el también peronista, Carlos Menem.

A una semana de las elecciones, Kirchner, gobernador de la provincia de Santa Cruz, en la lejana Patagonia, se siente ganador y empieza a moverse como el futuro presidente argentino, lo que inquieta sobremanera a su rival.

Menem calificó de "triunfalismo absurdo" la referida gira a Brasil y Chile, y aseguró que él puede ir cuando quiera a Santiago para ser recibido por Lagos. Más allá de los gestos, ha quedado meridianamente claro que el ex sindicalista y líder del Partido de los Trabajadores (PT) que gobierna en Brasil, y el socialista que preside la coalición gubernamental con la Democracia Cristiana en Chile, prefieren la inexperiencia de quien enarbola la bandera de una América Latina robusta frente a Estados Unidos a la veteranía de Menem, probablemente el político más pronorteamericano del continente.

En la capital chilena Kirchner reiteró a Lagos su apuesta por un Mercosur fuerte, en lo económico y en lo político, antes de dar prioridad al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que patrocina la Administración de Bush. "La idea es que el Mercosur reconstruya la voz de Latinoamérica, que es fundamental, y queremos incorporar a las naciones de América del Sur".

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Atento a todos sus pasos en este tramo final de campaña, el candidato peronista pidió conocer el lugar del Palacio de la Moneda donde trabajaba Salvador Allende, derrocado y muerto en el golpe del general Augusto Pinochet de septiembre de 1973. "Me encuentro profundamente emocionado por la historia que tiene este palacio", dijo el visitante argentino, "y también por el profundo respeto que siempre tuve al presidente Allende".

Kirchner ha estado acompañado en todo el periplo por el ministro de Economía, Roberto Lavagna, que se reunió con un destacado grupo de empresarios chilenos. Curiosamente, el candidato estuvo ausente en esta reunión ya que prefirió cenar con dos de sus tíos, hermanos de su madre chilena.

Como era de esperar los periodistas le preguntaron una y otra vez por Menem y sus comentarios poco cariñosos. Kirchner mantuvo su táctica a medio camino entre la indiferencia y el desprecio, pero evitando el enfrentamiento: "Está muy nervioso, déjenlo tranquilo".

Los viajes a Brasilia y a Santiago fueron preparados por la Cancillería argentina y la Casa Rosada, que se han empleado a fondo para que Kirchner fuera recibido como un virtual jefe de Estado. Una semana antes, el vicecanciller Martín Redrado allanó el camino con una visita a la capital brasileña donde fue recibido por el presidente Lula da Silva.

El enviado de Duhalde anunció eufórico un préstamo brasileño de 1.000 millones de dólares para financiar las exportaciones argentinas. "Pueden ponerlo así: Brasil financia a la Argentina", dijo Redrado a los periodistas, después de reunirse con Carlos Lessa, presidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico (BNDES).

Poco después el banco matizó la noticia al señalar que el acuerdo prevé la creación de un grupo de trabajo para estudiar la constitución de un fondo para financiar el comercio bilateral con Argentina, con una meta de 1.000 millones de dólares.

Menem busca el cuerpo a cuerpo

Los papeles han cambiado drásticamente en relación a la primera vuelta de los comicios. Descolgado en las encuestas, Menem busca ahora el cuerpo a cuerpo, reclama un debate televisado con su adversario, que despreció olímpicamente los años que estuvo en el poder, y reitera en todos sus auditorios que Kirchner es un títere del presidente Eduardo Duhalde, contra el que acaba de lanzar la grave acusación de instigar un golpe institucional que derrocó a Fernando de la Rúa, en diciembre de 2001. El juez Norberto Oyarbide ha pedido el vídeo del programa televisivo en el que Menem hizo semejante denuncia, para incorporarlo a la causa que investiga los sucesos que culminaron con la caída del Gobierno de la Alianza y que dio paso a la designación por el Parlamento de Duhalde como presidente provisional.

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