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José Manuel Sánchez Ron aportará a la Academia su rico lenguaje científico

El físico e historiador de la ciencia, que ocupará el sillón G, fue elegido en primera votación

Amelia Castilla

El físico e historiador de la ciencia José Manuel Sánchez Ron (Madrid, 1949) fue elegido anoche académico para ocupar la vacante dejada por José María de Areilza en la Real Academia Española (RAE). "Es un honor", aseguró nada más conocer la noticia. "De las instituciones históricas y culturales de España es la que más merece la pena porque se ocupa del lenguaje, que es en definitiva la vida". Sánchez Ron ocupará el sillón G y fue elegido en primera votación con el respaldo de 26 académicos. Todo un éxito para un científico que es autor de una veintena de libros sobre la ciencia y su historia.

"Amo profundamente el castellano, y si puedo ayudar a su cuidado seré feliz"
"Si la ciencia sólo se ve como conocimiento, será difícil que penetre en nuestras vidas"
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Un físico en el diccionario

Sánchez Ron se precia de ser avaro con su tiempo libre. Su vida ha estado enfocada hacia el estudio, su familia -está casado y tiene dos hijas-, los libros, las clases en la Universidad Autónoma de Madrid, donde es catedrático de Historia de la Ciencia y donde antes fue titular de Física Teórica, y sus colaboraciones en revistas y en EL PAÍS, pero, a partir de ahora, parece decidido a asumir también sus tareas como académico. Lo hará, asegura, como un compromiso moral con el lenguaje. "Amo el castellano, es un idioma con el que me compenetro bien y si puedo ayudar a su cuidado seré feliz", aclaró ayer en su despacho de la facultad. Pese a la alegría que le proporcionó saberse elegido miembro de la RAE, Sánchez Ron no pudo obviar los acontecimientos internacionales. "Hoy es un mal día para todos", señaló mientras cientos de estudiantes abandonaban las aulas para protestar en la calle contra la guerra recién iniciada.

El autor de El futuro es un país tranquilo se hace "la ilusión, acaso vana", de poder aportar algo a la Academia Española, especialmente a la hora "de ayudar a recoger e incorporar al acervo lingüístico todas esas palabras que representan al mundo, especialmente en el tema de la ciencia y en concreto en el campo de la física cuántica". Sánchez Ron acaba de ser elegido pero parece cargado de ideas prácticas. De pasada cita la última edición del Diccionario de la Lengua que recoge aplicaciones que forman parte de la vida como big bang, láser o chip, pero, a su juicio, faltan términos como quubit (equivalente cuántico al bit) y otros muchos que este historiador de la ciencia contribuirá a incorporar desde el sillón G de la academia. Su presencia aportará también más información en el terreno de la tecnología y, especialmente, en el ámbito de las ciencias biomédicas.

El autor de Historia de la física cuántica, no oculta el orgullo que le supone trabajar en el cuidado del idioma, pero califica también a la RAE como una institución que se comportó con gran dignidad durante los años del franquismo. Sánchez Ron cita casos como el de Blas Cabrera, elegido académico en enero de 1936 y exiliado posteriormente y al que se le mantuvo su puesto hasta su muerte, o el de Salvador de Madariaga, que no llegó a leer su discurso de ingreso al tener que exiliarse y al que se le guardó la plaza hasta que pudo volver a España.

Como físico reconoce que mucha gente, incluso en los países más avanzados, teme a la ciencia a la que asocia con los misterios del mundo, por eso, asegura, su misión, como ensayista y como autor de numerosos trabajos de buena divulgación, es transmitir lo que es realmente la ciencia y algunos contenidos del mundo que la rodea. "Me esfuerzo por escribir ensayos científicos que informen pero también que conmuevan al lector. Si la ciencia sólo se ve como conocimiento será difícil que penetre en nuestras vidas. Nos gusta lo que nos conmueve, por eso nos atrae la literatura, y no creo que eso sea imposible desde la ciencia". Con ese afán por acercar la ciencia a los ciudadanos, Sánchez Ron sostiene que los Gobiernos y los medios informativos deben implicarse también en esa tarea. Su idea es que deberían hacerse campañas, como las que se hacen para fomentar la lectura, para aumentar el interés por la ciencia como parte de la cultura. El autor de Los mundos de la ciencia, que fue comisario de la exposición y dirigió el catálogo de Un siglo de ciencia, tiene claro que las imágenes ayudan a enseñar muchas cosas. Para explicar lo que supuso la Guerra Civil para la ciencia utilizaron unos tomos, del laboratorio de la Facultad de Medicina de Juan Negrín, que habían sido atravesados por una bala.

En uno de sus libros, El siglo de la creación, Sánchez Ron mostraba cómo los desarrollos científicos fueron los que hicieron posible que se pueda hablar del siglo XX como el de las libertades y el de los conflictos bélicos mundiales. El siglo XXI, según este físico e historiador, supondrá una nueva dimensión. El desarrollo de la ciencia biomédica, en especial la biología molecular con la secuencia del genoma humano, y los campos que abren son las últimas aportaciones de este siglo. Las grandes novedades tendrán relación con nuestro cuerpo, la manera de reproducirnos y las expectativas sobre nuestra salud.

Sánchez Ron asegura que vivimos inmersos en una época de revoluciones científicas, pero que los científicos españoles no han influido en cambiar el mundo. "La ciencia no es sólo conocimiento, sino también competición por llegar antes a ese conocimiento. La ciencia es un instrumento que da poder político y económico y los científicos españoles no disponen de las mejores infraestructuras. En la última legislatura no se han cumplido los planes que hizo el Gobierno para ayudar a la investigación y que tuvieron que ver con la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología que fue muy bien recibido, pero, tres años después, muchas de esas expectativas han desaparecido para la mayoría de los científicos".

En la Academia, Sánchez Ron ocupará la plaza que dejó vacante José María de Areilza. Para ocupar esa misma vacante fue elegido, en 1999, el poeta José Hierro, que falleció el pasado mes de diciembre sin haber leído su discurso de ingreso. En el acto de lectura de su discurso, al que ya le está dando vueltas, Sánchez Ron tendrá que hacer un doble elogio, el de Areilza -"Fue un diplomático de escuela y una persona que ayudó al establecimiento de la democracia"- y el de Hierro, sobre el que piensa elucubrar con lo que pudo ser como miembro de la docta casa. Su candidatura ha sido respaldada por Juan Luis Cebrián, Emilio Lledó y Antonio Colino.

El nuevo académico compaginará su nuevo trabajo con la redacción del segundo tomo de La historia de la física cuántica y la elaboración de un amplio esudio sobre la personalidad y las teorías de Albert Einstein.

José Manuel Sánchez Ron, en su despacho de catedrático de la Historia de la Ciencia de la Facultad Autónoma de Madrid.
José Manuel Sánchez Ron, en su despacho de catedrático de la Historia de la Ciencia de la Facultad Autónoma de Madrid.LUIS MAGÁN
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