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Las fuerzas paramilitares de Marruecos prohíben la barba y el pañuelo islámico

La Gendarmería marroquí detuvo la semana pasada a un sargento, Yusef Amani, de 22 años, que robó siete fusiles de asalto Kaláshnikov en el cuartel de Guercif y que tenía la intención de entregarlos a un grupo integrista en Meknes, según reveló ayer la prensa de Casablanca y confirmaron fuentes oficiales. Al menos seis personas, además del militar, han sido detenidas en el marco de la investigación pero otros cuatro sospechosos se han dado a la fuga.

El Estado Mayor de las Fuerzas Auxiliares, un cuerpo paramilitar marroquí, ha remitido, por otra parte, una circular a los jefes de unidad en la que les pide que prohíban a sus subordinados que lleven barba y a las empleadas civiles que se pongan el pañuelo islámico en la cabeza (hijab), aegún reveló la semana pasada Al Asr, el órgano del Partido de la Justicia y del Desarrollo (islamista).

El mando de las Fuerzas Auxiliares considera que la barba y el hijab son contrarios al "espíritu castrense y a los principios de la disciplina". "¿Cómo explicar estas medidas, cada vez más severas, contra cualquier manifestación externa de la religión", se pregunta Al Asr.

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