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Gore vuelve a la escena política con una crítica feroz a la doctrina 'imperial' de Bush

'Si lo que encarnamos ante el mundo es un imperio, nuestros enemigos serán legión'

Enric González

Al Gore se atrevió a decir ayer lo que otros dirigentes demócratas, atemorizados por la popularidad de George W. Bush y el belicismo imperante en la sociedad estadounidense, han preferido callar. El ex vicepresidente y ex candidato a la presidencia acusó a Bush de recortar las libertades, de avasallar al resto del mundo, de apostar por el imperialismo y de lanzarse de forma precipitada y peligrosa a la guerra contra Irak. Según Gore, la Casa Blanca había decidido acabar con la noción de legalidad internacional y establecer un sistema 'en el que no existe otra ley que la voluntad del presidente de EE UU'.

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Gore perdió las elecciones presidenciales de 2000, pese a obtener más votos que Bush, por decisión de la mayoría conservadora del Tribunal Supremo. Tras su derrota le llovieron ataques desde su partido y su propio compañero de candidatura, Joe Lieberman, lamentó su 'radicalismo'. Aún no ha dicho si optará de nuevo a la candidatura. 'Tomaré una decisión en diciembre', anunció. Pero el entusiasmo que despertó el lunes en el Commonwealth Club de San Francisco, ante una audiencia demócrata, reveló que aún tiene partidarios, y que podría utilizar a favor de un nuevo intento la frustración de las bases ante la moderación y el mutismo de sus actuales dirigentes.

'Después del 11 de septiembre, disponíamos de un enorme caudal de simpatía, buena voluntad y apoyo en el resto del mundo', dijo Gore. 'Lo hemos desperdiciado, y en un año lo hemos sustituido por miedo, ansiedad e incertidumbre, no por lo que los terroristas puedan hacer, sino por lo que podamos hacer nosotros'.

Su crítica a la nueva doctrina estratégica de Bush, basada en los ataques preventivos, fue frontal: 'La estrategia nacional emergente no sólo celebra la fuerza americana, sino que glorifica además la idea de dominación... Si lo que Estados Unidos encarna ante el resto del mundo es liderazgo en una asociación de iguales, nuestros amigos serán legión. Si lo que encarnamos ante el mundo es un imperio, nuestros enemigos serán legión'. Añadió que el planteamiento del actual presidente prometía 'una cadena de guerras' después de la de Irak 'contra una sucesión de Estados soberanos: Siria, Libia, Corea del Norte, Irán...'.

En opinión de Al Gore, Bush sólo aspiraba a contentar al núcleo más fiel de sus votantes, la extrema derecha. Eso había conducido a una grave erosión de los derechos fundamentales. 'La idea de que un ciudadano estadounidense pueda ser encarcelado sin un proceso judicial, y que eso pueda hacerse por una simple orden del presidente o de quienes actúan en su nombre, es inadmisible, antiamericana, y debe ser combatida', proclamó.

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El ex vicepresidente, que en 1991 fue uno de los pocos demócratas que votó a favor de la guerra del Golfo y siempre ha preconizado la necesidad de acabar con Sadam Husein, opinó que el furor republicano contra el régimen iraquí arrancaba de la frustración por no haber podido detener a Osama Bin Laden y al mulá Mohamed Omar, y que la Casa Blanca había cambiado de objetivo para buscar un enemigo más fácil, con la vista puesta en las elecciones parlamentarias del 5 de noviembre.

Después lanzó una advertencia: 'Si triunfamos rápidamente en una guerra contra un ejército debilitado, exhausto y de cuarta categoría como el iraquí, y abandonamos rápidamente esa nación, igual que el presidente Bush ha abandonado casi todo Afganistán tras derrotar a un ejército de quinta categoría, el caos resultante de la victoria puede plantear a Estados Unidos riesgos mucho más graves de los que representa Sadam Husein'. Gore afirmó que hacía falta una estrecha cooperación con los aliados europeos y árabes, y el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU, antes de lanzarse a la aventura de la ocupación de Irak y el establecimiento de un sistema democrático en el corazón de Oriente Próximo.

El ex presidente Jimmy Carter también criticó a Bush durante una conferencia en la Universidad de Virginia. Carter lamentó el unilateralismo de la Casa Blanca y su desdén ante las opiniones de los Gobiernos aliados. 'Es una ruptura radical con las tradiciones que han configurado la política de nuestra nación, bajo presidentes demócratas y republicanos, durante más de 50 años', comentó Carter.

La Casa Blanca respondió a las críticas con frialdad. 'El presidente ha unido América y América ha respondido a su llamada a la acción; seguirá haciéndolo, aunque surjan diferencias entre el Partido Demócrata y sus posibles candidatos presidenciales', dijo un portavoz. El Comité Nacional Republicano acusó a Gore de 'ser incapaz de reconocer el liderazgo' de George W. Bush.

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