Marcelo Figueras se enfrenta a los miedos de la dictadura en su segunda novela

El escritor Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) decidió plantarle cara a los temores que arrastraba desde la adolescencia, marcada por la dictadura argentina. Y lo ha hecho a través de su segunda novela, El espía del tiempo (Alfaguara). Un libro que excede la trama policial para convertirse en un thriller político y filosófico en un país imaginario. El autor, guionista de la película Plata quemada, prepara ahora la versión cinematográfica de su nuevo libro.

'La historia transcurre en un país latinoamericano imaginario, Trinidad, que acaba de salir de una dictadura militar tremenda y que está pasando por una transición democrática débil'. Así situó Marcelo Figueras la trama de El espía del tiempo en la presentación que hizo en Madrid el lunes pasado. 'En este contexto empiezan a aparecer los cadáveres que dejó la dictadura militar y eso implica la necesidad de una investigación para tratar de detener el terremoto político que ello produce', prosigue. 'Tienen que buscar un policía que no sea corrupto. Y optan por un policía retirado por la fuerza en plena dictadura, por lo que no había estado implicado'. En la medida en que avanza la investigación, este policía descubre que 'la verdad de lo que supone el enigma policial implica descubrir cosas sobre él mismo'.

'De alguna forma, quería tratar de enfrentarme a los miedos de la dictadura y darme a mí mismo algún tipo de respuesta a las preguntas que me quedaban abiertas', explica Figueras. Al escritor le extrañaba que los parientes de las víctimas no se tomaran la justicia por su mano. 'Entendí con el proceso de la novela que lo que pasó fue lo mejor. Que la gente reclamara justicia, pero de una forma no violenta. Creo que hace falta mucha grandeza humana para eso', señaló.

El novelista optó por el recurso del país imaginario pues consideró que haría más digerible la historia para los argentinos Y puso como ejemplo un cuento de Borges, La forma de la espada, 'en el que cuenta una historia que se supone que transcurre en la Irlanda revolucionaria, protagonizada por John Vicent Moon. Uno lee esa historia desapasionadamente porque transcurre en un lugar y un tiempo que están muy lejos de uno. Después, Borges dice que en realidad esta historia es argentina y que John Vicent Moon se llamaba Juan Vicente Luna. Es una suerte de espejo deformante en el cual uno puede ver una historia que de otro modo sería demasiado horrible para contemplar directamente'.

El productor Juan Gordon, de Morena Films, leyó la novela y encargó al autor que la llevara al cine. 'Estoy haciendo el último guión antes de elegir director y de que se ponga en marcha a principios del año que viene', explicó.

'A mí me interesa más que esta crisis puntual en la Argentina, cuyos símbolos son las caceroladas y los reclamos frente a los bancos, la crisis más profunda que arranca con el comienzo de la dictadura en 1976, liderada por lo económico, pero que tiene que ver con lo ético', afirma. 'Y yo en mis libros -El muchacho peronista y El espía del tiempo- voy al germen de lo que está pasando ahora', concluyó.