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Carlos Fuentes considera que el futuro de la literatura en español está en la diferencia

Escritores, profesores y editores debaten en la Universidad de Brown sobre el mundo hispano

Carlos Fuentes cree que el futuro de la literatura en lengua española a ambos lados del Atlántico pasa por la diferenciación, por dar vía libre a la imaginación desprejuiciada tras abandonar lo que ha sido una constante en la cultura latinoamericana, la búsqueda de una identidad en sus diversos países. Con esa tesis, el escritor mexicano cerró el viernes una mesa redonda en la Universidad norteamericana de Brown, donde otros ocho escritores, profesores y editores españoles y latinoamericanos dialogaron sobre la literatura en el mundo hispano a comienzos del siglo XXI.

Tomás Eloy Martínez, entre Juan Cruz y Jorge Semprún, en la presentación de El vuelo de la reina.
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La exposición de los distintos puntos de vista de la jornada de clausura del encuentro coronó una serie de actos que han tenido lugar desde el pasado miércoles en Brown, organizados con el patrocinio de entidades como la Fundación Santillana o el Instituto Cervantes, para homenajear a Carlos Fuentes a los 40 años exactos de la publicación de Aura y La muerte de Artemio Cruz, dos novelas de muy distinta factura que están en los principios cronológicos del boom de la literatura latinoamericana. 'En nuestra cultura, la búsqueda de identidad ha sido una constante. Pero ya la tenemos. Todo mexicano sabe lo que es ser mexicano, todo argentino lo que es ser argentino y todo brasileño lo que es ser brasileño', dijo Fuentes. 'Hay que salir del discurso de la identidad para entrar en el de la diferenciación. Ése es el futuro de nuestra literatura en el siglo que comienza'.

El problema de la identidad lo había planteado Noé Jitrik, crítico y ensayista argentino, quien recordo cómo a los de su tiempo se les etiquetó en los años cincuenta como generación Parricida y eso les desarmó. 'Nos condenó a una adolescencia interminable porque sólo los adolescentes son parricidas', dijo Jitrik, quien confesó haberse sentido 'sorprendido y fascinado por la sensibilidad e inteligencia' de los integrantes de la llamada generación del Crack -un grupo de escritores mexicanos nacidos en los sesenta- a los que dos días antes Carlos Fuentes había ungido como el futuro: 'Les debo más a ellos de lo que ellos me deberán a mí', dijo.

Estos escritores (Jorge Volpi, Ignacio Padilla, Pedro Ángel Palou, presentes en Brown, más Cristina Rivera Garza, que no pertenece al Crack, pero ante la que literariamente también se descubrió Fuentes) encarnan una nueva generación de creadores que al éxito de ventas y el reconocimiento con premios unen el favor de buena parte de la crítica.

Gonzalo Celorio, de Fondo de Cultura Económica, destacó, entre otros factores, cómo ese grupo, con prominentes obras ambientadas en Europa, y sus coetáneos hacen una literatura que 'ya no tiene la obligación de ser latinoamericana ni de representar las realidades nacionales'. Celorio dijo que la narrativa española también es heredera de la literatura del boom por compartir la patria común de la lengua. Subrayó que el acercamiento y la comprensión hacia el otro llegan a la última edición del Diccionario de la Real Academia, 'donde las palabras que sólo se usan en la península Ibérica aparecen con la nota de españolismo'.

Héctor Aguilar Camín, novelista y ensayista mexicano, puso una nota de recelo al hacer notar la irrupción en los últimos años de los mandatos del mercado en la producción y en la creación literarias. 'El nuevo canon definitorio de calidad y prestigio viene definido por las ventas y los premios', señaló como primer punto de una trilogía de factores nuevos. 'Se premian cierto tipo de obras (legibles, transparentes y no muy largas) y se castigan otras (las de gran aliento, las totalizadoras)', agregó, antes de constatar que 'hay un cambio en la profesión de escritor, que además de escribir debe vender (promocionar) los libros, lo que hace que se sustituya a los libros por el personaje que los escribe y la lectura de las obras por la lectura de las entrevistas que se les hacen'.

Sealtiel Alatriste, cónsul mexicano en Barcelona, se dejó arrastrar por su experiencia en el que se dice es un país de 100 millones de no lectores. '¿Podremos hacer que los lectores vuelvan a leer y leyendo hagamos desaparecer a tanto malandrín?', inquirió tras haber definido sin citar por su nombre a Hugo Chávez, Carlos Menem, Alberto Fujimori, Fidel Castro y Madrazo. 'No me creo que falten lectores', le contestó Beatriz Pastor, profesora del Darmouth College, quien aludió al éxito de Harry Potter para decir que 'hay capacidad para espacios que deberíamos ocupar con otra literatura'. Fernando Rodríguez Lafuente dijo que 'el español es una lengua americana' y que con las nuevas generaciones de escritores en Latinoamérica y en España 'se han roto las fronteras'.

Carlos Fuentes concluyó el diálogo apelando a 'utilizar el lenguaje fuera de los claustros de la buenas costumbres' y, tras aludir a las incertidumbres que ahora se ciernen sobre Latinoamérica, pidió que se piense en 'cómo vamos a ser sociedades democráticas y diversificadas'. Su idea final: 'Lo positivo es que la cultura se presenta como un hecho central que nos identifica en una era en la que las redes de comunicación y cómo nos relacionamos realzan la importancia de la lengua y la literatura'.

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