Ciampi fuerza a Berlusconi a reafirmar su europeísmo
El presidente italiano forzó ayer al Gobierno de Silvio Berlusconi a reafirmar por escrito la línea proeuropea que el primer ministro ha definido en sus principales discursos oficiales, distanciándose así de los ataques dirigidos por Umberto Bossi, número tres del Gobierno, a la UE. Carlo Azeglio Ciampi reunió en el Quirinal a Berlusconi y a varios de sus ministros para zanjar de una vez por todas la polémica sobre Europa que arrastra desde enero el Ejecutivo de centro-derecha, un Gobierno en el que conviven dos almas: una partidaria de mantener la tradicional línea proeuropea italiana y otra contraria a que se refuercen los poderes de la Comisión.
Con un escueto comunicado oficial, en el que se citaban varios discursos de Berlusconi que el presidente Ciampi considera decisivos para interpretar la verdadera línea europea de Italia, el Quirinal (sede de la presidencia de la República) intentó poner punto final ayer a un contencioso que ha provocado demasiada publicidad negativa al país. Las declaraciones de Bossi, tachando de fascistas, nazis y estalinistas a los 'tecnócratas' europeos que, según él, quieren 'imponerse sobre la voluntad popular', no son una novedad, pero están erosionando la imagen de Italia y, lo que es más grave, están en la raíz de la última grave crisis del Gobierno, provocada en enero por la dimisión como ministro de Exteriores de Renato Ruggiero.
Así lo explicaba ayer el interesado en unas declaraciones al diario La Repubblica, con las que rompía un silencio que ha mantenido durante dos meses. Después de confirmar que dimitió por Bossi, Ruggiero dice, 'si no hubiera dimitido entonces, habría tenido que hacerlo ahora ante las monstruosidades' dichas por éste. 'Italia ha estado siempre en el grupo de cabeza de los progresos de Europa', añade. 'Si no se rechazan con claridad las afirmaciones de Bossi y de la Liga, existe el gran riesgo de perder nuestra tradicional credibilidad europea en un momento tan decisivo'.
Tibieza de Bruselas
Las declaraciones de Ruggiero coincidieron con una tibia reacción de Bruselas, que expresó ayer 'sorpresa' por las frases de Bossi mientras la oposición italiana reclamaba la comparecencia inmediata del primer ministro en el Parlamento, y el líder comunista, Fausto Berttinoti, exigía la dimisión del líder de la Liga.
Lejos de rechazar los exabruptos del líder liguista, Berlusconi, que participó en el Congreso de la Liga provocando gran entusiasmo, le disculpó achacando la dureza de las frases a una tendencia al lenguaje 'colorista' y presentándose como 'garante' del europeísmo de su Gobierno. El presidente Ciampi le llamó ayer al orden indirectamente, recordándole por escrito el contenido completamente opuesto de algunos de sus discursos. Por ejemplo, el pronunciado por Berlusconi el 5 de febrero en la Cámara de Diputados, en el que hablando de la Convención Europea dijo, 'nos gustaría mucho que Roma pudiera ser la sede donde se firme un nuevo tratado para la nueva Europa'.
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