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'Soy pacifista y no puedo asumir que haya alemanes en la guerra'

De él y de otros siete diputados ecologistas dependía ayer el futuro del Gobierno rojiverde en Alemania. Winfried Hermann, parlamentario verde de 49 años, ya el fin de semana pasado había manifestado su oposición a la participación alemana en la Operación Libertad Duradera. Cinco días de fuertes presiones no le hicieron cambiar de opinión. Ayer, y tras coordinarse con los demás disidentes, rechazó la moción de confianza -vinculada a la aprobación del envío de tropas- presentada por el canciller socialdemócrata, Gerhard Schröder.

Pregunta. ¿Por qué votó en contra?

Respuesta. Porque creo que la guerra no es la forma apropiada para luchar contra el terrorismo. Es contraproducente: demasiadas víctimas, demasiados aliados que no deberían serlo, desestabilización de toda una región. Éstos son motivos políticos. Pero también hay una razón de principios: soy pacifista y no puedo asumir la responsabilidad de que soldados alemanes participen en operativos de guerra.

'Hay que luchar contra las causas de la guerra, como la pobreza, la represión y la humillación'
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P. ¿El avance de la Alianza del Norte en Afganistán no le ha llevado a usted a cambiar de opinión?

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R. No por ello la guerra en Afganistán se vuelve sensata. Las imágenes cambian: ayer guerra y gente festejando una victoria. Hoy, una matanza. Evidentemente, es una guerra sangrienta, que no puedo aprobar. El mandato alemán, de todas maneras, ya no se ajusta a la realidad: ahora ya sólo se puede interpretar como el presupuesto para ayudas de carácter civil y no como la participación en la guerra. Espero que así suceda.

P. ¿Acaso hay una alternativa a los medios militares?

R. Yo estoy a favor de una consecuente lucha contra el terrorismo con medios policiales y bajo respeto de los principios del Estado de derecho. Hay que mejorar la cooperación internacional, es urgente crear un tribunal internacional para juzgar estos crímenes, se tienen que atacar sus redes financieras y también hay que luchar en contra de sus causas políticas y económicas: pobreza, represión y humillación.

P. ¿Qué tipo de presiones ha recibido en los últimos días?

R. Fue una gran carga. Desde el principio tuve clara mi opinión. Pero hizo falta encontrar a otros que pensaban igual para encontrar una solución, que consistió en que nos repartiéramos numéricamente los votos. Al fin y al cabo, también se decidía el futuro de Alemania.

P. ¿El congreso de Los Verdes, que se reunirá la próxima semana, decidirá otra cosa?

R. Seguramente habrá enfrentamientos muy fuertes. Espero que la mayoría de los delegados acepte nuestra posición y confirme que Los Verdes, ante todo, son un partido antimilitarista.

P. ¿Caerá entonces el Gobierno?

R. El congreso del partido, formalmente, no puede derrocar al canciller. Además, difícilmente lo hará si el grupo parlamentario lo acaba de apoyar por una amplia mayoría.

P. ¿Aspira Alemania a un nuevo papel geopolítico?

R. Ése ha sido mi argumento principal. El canciller Gerhard Schröder quería una bendición a largo plazo para una política exterior que incluya medios militares. Nosotros hoy hemos dicho: esto no lo aprobamos. El canci-ller está debilitado. En lo que realmente cuenta, no nos hemos dejado chantajear. Por sensatez política, eso sí, hemos dicho que queremos seguir en esta coalición.

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