Mil edificios de Estados Unidos tienen bóvedas de ladrillo de Guastavino
Una exposición itinerante descubre el origen y difusión de un nuevo sistema constructivo
Las bóvedas tabicadas del claustro del Museo de América, de Madrid (avenida de los Reyes Católicos, 6), acogen hoy la exposición Guastavino Co. La reinvención de la bóveda, con los materiales originales de la fábrica de los Guastavino, padre e hijo. Un millar de edificios en Estados Unidos llevan sus singulares construcciones en bóvedas y escaleras, realizadas entre los años 1885 y 1962.
La aventura americana de los Guastavino se puede seguir hasta el 6 de enero en el Museo de América, donde el arquitecto Luis Moya Blanco utilizó en 1942 el mismo sistema constructivo que Rafael Guastavino Moreno (1842-1908) llevó a Estados Unidos en 1881 y fue continuado por su hijo Rafael Guastavino Expósito (1872-1950) hasta la liquidación de la Guastavino Company en 1962.
La exposición, organizada por el Instituto Juan de Herrera, el Ministerio de Fomento y la Universidad de Columbia, Nueva York, donde está depositado el legado de los Guastavino -salvado por la compra por el hispanista George R. Collins-, se montará después en Valencia (campus de la Universidad Politécnica), Barcelona (Colegio de Arquitectos) y varias ciudades de Estados Unidos.
El arquitecto Javier García Mosteiro (1957) es el comisario de la exposición, coordinada por Laura Jack. 'Guastavino es el defensor utópico y al mismo tiempo real del sistema tradicional de albañilería como material de futuro frente a las modernas técnicas del hormigón', declaró ayer mientras se colocaban los paneles itinerantes de la muestra, los 20 dibujos originales de edificios y carteles de difusión de la oferta de bóvedas y una selección de piezas cerámicas para decoración de las mismas.
Contra el fuego
Las cuatro pandas del claustro definen diversas etapas de los Guastavinos, según la narración de García Mosteiro, desde el origen del padre, nacido en Valencia, sus estudios en Barcelona y su proyecto en 1868 de la fábrica textil Batlló (hoy centro educativo), donde puso en marcha una revolución técnica en la construcción catalana. Las fábricas exigían grandes espacios construidos con economía y seguridad contra incendios, y Guastavino ofreció las bóvedas catalanas de la arquitectura popular con la incorporación de nuevos materiales como el cemento portland en lugar de los morteros de cal y elementos metálicos.
El nuevo sistema constructivo pasa a América en 1881 con la llegada de Guastavino a Nueva York. El comisario señala que la patente tuvo éxito por el recuerdo del incendio de Chicago de 1871 y el cambio estético de la arquitectura hacia el eclecticismo, que favorece el lenguaje de las bóvedas. Una parte de la exposición está dedicada al millar de edificios construidos en Estados Unidos, de ellos 200 en Manhattan, donde aparecen bóvedas de ladrillo y escaleras proyectadas y construidas por la Guastavino Company. Desde un punto de vista geométrico y constructivo se ofrece una clasificación de las bóvedas en cilíndricas, por arista, vaídas, neogóticas y un amplio muestrario de cúpulas y escaleras. También se exponen tres edificios representativos como la biblioteca pública de Boston, la capilla de St. Paul de la Universidad de Columbia (Nueva York) y la catedral de St. John the Divine, en Nueva York, que Santiago Calatrava proyecta completar. La compañía se liquida en 1962 por el aumento del coste de la mano de obra frente a las nuevas estructuras de hormigón armado. En otros paneles aparecen investigaciones en el proceso constructivo, como el material cerámico, para evitar distorsiones acústicas, y su repercusión en España después de la guerra (Moya, Assís Cabrero) y en arquitectos como Le Corbusier. La muestra se puede seguir en el libro-catálogo con los textos de especialistas y las imágenes.
Babelia
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