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Ibiza construirá en las ruinas de su castillo un recinto monumental lleno de actividades

Un plan cultural y comercial recupera la vieja atalaya militar tras 30 años de abandono

La ciudad encastillada de Ibiza conserva un aislado perfil monumental como símbolo y referencia en Es Castell, en lo alto de Dalt Vila. Esta vieja villa mediterránea con armadura -Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1999- mantiene en su cima una atalaya de piedra, entre alcázar y acrópolis, que está en ruinas y abandonada desde 1972, cuando el Ejército cedió el complejo al municipio. Ahora se ha aprobado un plan de rehabilitación para usos culturales (museos) y comerciales (hotel y restaurantes), con una inversión de 3.500 millones de pesetas.

Por primera vez desde su desmilitarización, se ha planteado un plan general de usos culturales y comerciales, con casi 13.000 metros cuadrados de instalaciones que, mediante financiación y uso privado en gran parte, facilitará la rehabilitación y adaptación actual, desde una óptica vanguardista e involucrando el patrocinio y la gestión privada de un monumento histórico.

La recuperación obligará a demoler alguna de las construcciones añadidas en época reciente, y a plantear una visión no siempre historicista de las grandes edificaciones de ocultos cimientos púnicos, una gran base árabe y catalana y la cerrazón renacentista. 'Sin riesgo no hay avance, es preciso que pueda aparecer alguna obra que dé sentido a lo que nos rodea y explique lo que somos, nos interprete y nos represente', razona en su memoria el equipo de arquitectos de Elías Torres-J. A. Martínez Lapeña y Salvador Roig-F. Xavier Pallejà.

El grupo de técnicos ha preparado los trabajos previos del proyecto general de intervención 'con actitud contemporánea desde una conciencia de una etapa histórica actual, que se convertirá en un pasado'. La obra tendrá un coste de 3.500 millones de pesetas para convertir 'la ruina en un recinto repleto de actividad'. Elías Torres y Martínez Lapeña firmaron ya en el pasado sendas actuaciones parciales en el recinto, a principios y finales de los años ochenta, una emblemática y arriesgada escalera de acceso y la adecuación de una sala interior.

'Es Castell es un elemento clave para entender la historia y la evolución urbana de Ibiza', señalan los redactores del plan, 'el lugar de fundación al que la ciudad está ligada física y simbólicamente porque es el foco que define su evolución'. Los técnicos definen los vínculos ciudad-castillo como claves para revitalizar el entorno y garantizar el éxito de la operación, que contempla crear un pequeño hotel y restaurantes de lujo en el enclave histórico, centros de convenciones, museos arqueológios y de la ciudad, auditorios y salas polivalentes, además de áreas comerciales y aparcamientos.

La propuesta que estudia el Consell de Ibiza y Formentera indica que las empresas adjudicatarias de las diferentes unidades de negocio financiarían con sus cánones gran parte de las obras de recuperación del complejo y garantizarían su posterior mantenimiento. El proyecto fija en menos de la mitad del presupuesto total la inversión pública.

El castillo en la ciudad de Ibiza es una acrópolis inmediata, accesible y definida en su corazón urbano. Es un mirador sobre la intacta trama de la ciudad alta (Dalt Vila), un anfiteatro rodeado y no invadido por el turismo que ha llevado al lugar a ser vertiginosamente actual. Cerca del castillo están la catedral, el interesante y poco explotado Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza y la necrópolis púnica del Puig des Molins, con las diferentes sedes de los museos arqueológicos. La fortificación del castillo con sus torres está amparada por el túmulo del recinto de baluartes, de la muralla renacentista de lienzos enormes y cantos picudos.

Los arquitectos señalan que 'la evolución histórica del castillo se ha efectuado muchas veces a costa de destruir o esconder algunas de las etapas precedentes. Éste es un hecho incuestionable que se ha de considerar en todo monumento porque no se puede alcanzar una amalgama de evidencias enseñando todas las etapas históricas; si así se hiciese se distorsionaría la realidad del monumento. Añaden que 'no es necesario que las nuevas intervenciones se hagan con arrogancia pero sí que se muevan entre la valentía y el seny (sentido común) para reanimar la arquitectura de periodos precedentes'.

Una vista del conjunto de Es Castell en la parte alta de ibiza.
Una vista del conjunto de Es Castell en la parte alta de ibiza.VICENT MARÍ
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