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Un nuevo ministerio combatirá la 'contaminación' capitalista en Cuba

La Habana busca limitar los 'efectos negativos' de la reforma económica

Para Lage, es el deber de los revolucionarios 'frenar y aplastar todas las manifestaciones de corrupción'. El vicepresidente cubano aseguró que no había casos de corrupción 'en la dirección de los ministerios' y que aun los descubiertos 'en las instancias intermedias distan mucho de los conocidos en otras partes del mundo'.

Aun así, el vicepresidente vino a decir que era mejor pecar por exceso que por defecto. 'La corrupción es intrínseca al sistema capitalista y, pudiera decirse, es la savia que lo alimenta, pero es totalmente contraria al socialismo'. Y añadió: 'Tenemos que prevenir más, eliminar las condiciones que favorecen las desviaciones y actuar más enérgicamente contra todo aquello y todos aquellos que atenten contra la moral y el prestigio de la revolución'.

La creación del Ministerio de Auditoría y Control tiene lugar en medio de una fuerte ofensiva ideológica y política por recuperar y revitalizar la pureza revolucionaria. Funcionarios cubanos admiten que las reformas aperturistas introducidas a partir de 1993, aunque escasas y tímidas, han provocado desigualdades y conductas como el 'amiguismo', el 'egoísmo' y el 'acomodamiento', que favorecen las conductas corruptas.

Control económico

La prensa cubana no oculta datos reveladores, como el que ofreció el mes pasado el diario Juventud Rebelde, citando a la antigua Oficina Nacional de Auditoría. El periódico se lamentaba de que 'en pleno año 2000, cuando la economía cubana se juega el todo por el todo para seguir recuperándose y perfeccionando su perfil insólito en este mundo, aún el 54% de las entidades auditadas presenta malos o deficientes resultados en el control de sus recursos y el registro de sus hechos económicos'.

Los rumores de casos de corrupción entre dirigentes de empresas o ministerios importantes son crecientes, pero el único hecho público por las autoridades que ha provocado el cese de un ministro, el de Pesca, Orlando Rodríguez Romay, se dio a conocer en marzo. La decisión se debió 'a la aceptación de comisiones y obsequios inadmisibles con la ética de los cuadros del Estado y el Gobierno cubanos, que involucró a varios funcionarios', entre ellos el hermano del ministro Romay, quien fue destituido oficialmente por su falta de control, no por corrupto.

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El año pasado, como medio profiláctico y dentro de esta misma lucha contra la corrupción, algunos ministerios dictaron regulaciones internas para limitar el trato de empleados y empresarios cubanos con sus contrapartes extranjeras, entre las que se encontraban no aceptar comidas, regalos, ni establecer relaciones de amistad.

El trabajo esencial del nuevo ministerio anticorrupción, en palabras de Lage, 'es prevenir, no detectar más delitos o violaciones o descubrir funcionarios o actos corruptos. Hay que detectarlos todos a tiempo, pero lo principal es la disminución de tales hechos como resultado de una disciplina estricta, un control riguroso y una mayor conciencia revolucionaria'. En definitiva, aislar y acorralar el virus capitalista que se ha ido colando por las grietas de las reformas.

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