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La dimisión del obispo auxiliar Rafael Sanus abre una crisis en la archidiócesis de Valencia

El prelado se siente "totalmente marginado" por el arzobispo Agustín García-Gasco

Ferran Bono

El obispo auxiliar de Valencia Rafael Sanus ha presentado su dimisión al Papa al verse "totalmente marginado" en sus funciones por parte del arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, y estimar que el colegio episcopal adolece de "un valor fundamental" como "la unidad". La decisión de Sanus, considerado un obispo humanista, de carácter dialogante y amplia formación intelectual, abre una crisis en la archidiócesis de Valencia. Son numerosas las muestras de apoyo a Sanus procedentes de diversos sectores eclesiásticos y sociales de España.

Rafael Sanus, valenciano de 70 años, se encuentra a la espera de que el Pontífice acepte su renuncia, que se adelanta en cinco años a la edad preceptiva de jubilación de los obispos. La decisión de dimitir constituye un caso singular en la historia reciente de la iglesia española. No se trata de motivos de salud, como ha rechazado el obispo tajantemente, sino de un "cansancio moral". El propio Sanus, obispo auxiliar desde 1989, explicó ayer en un comunicado que se ha visto "totalmente marginado en las funciones que son propias del obispo auxiliar, según el Derecho Canónico, los usos de la Iglesia y el más mínimo sentido de la colegialidad". Pero además de esta razón, añadió: "Creo que es valor fundamental la fraternidad y la unidad del colegio episcopal y esa unidad ni existía ni era percibida por los sacerdotes valencianos y por muchísimos seglares. Ante esta situación creí que era un deber de conciencia retirarme por el bien superior de nuestra archidiócesis".

De momento, el arzobispado de Valencia se ha limitado a confirmar la información sobre la dimisión, si bien prefiere utilizar el término jubilación para indicar que Sanus la "ha solicitado oficialmente".

Las diferencias, que se remontan a años atrás, entre el obispo auxiliar y el arzobispo de Valencia desde 1992, Agustín García-Gasco, se extienden también en el seno de la iglesia valenciana. El mandato de García-Gasco ha creado un malestar creciente en diversos sectores del clero, que tildan la gestión del arzobispo de "arbitraria, autoritaria y personalista". Los más próximos a posiciones católicas progresistas han manifestado ese malestar, al ser ninguneados continuamente, pero también otros sectores expresan su oposición, aunque siempre en círculos privados.

De hecho, Sanus se ha convertido en los últimos años en el receptor de las quejas y en el único interlocutor de muchos sacerdotes, entre los que se incluyen aquellos que se sitúan en las tesis humanistas del ya fallecido cardenal Vicente Enrique i Tarancón, también valenciano. La reciente decisión del arzobispo García-Gasco de ascender formalmente en el organigrama al provicario general de Evangelización, Juan Manuel Pinal, y al secretario del Arzobispado, Antonio Corbí, los dos hombres de su máxima confianza, por encima incluso de los obispos, ha acentuado el citado malestar.

El control absoluto que ejerce García-Gasco sobre los órganos rectores de la Iglesia valenciana centran las críticas, así como su desatención a una parte del clero. Sin embargo, el arzobispo, de talante conservador, cuida especialmente su relación con el Opus y con las Legiones de Cristo, según fuentes de la curia. También mantiene una excelente relación con el presidente de la Generalitat valenciana, Eduardo Zaplana, a quien acompaña en numerosos actos oficiales.

Numerosos apoyos

En esta coyuntura se enmarca la dimisión de Sanus, un obispo nacido en Alcoy y muy estimado en Valencia. Fue director del Colegio Mayor San Juan de Ribera y del Seminario Metropolitano de Valencia, además de impartir clase en la Facultad de Teología de Valencia. Numerosas personalidades valencianas del mundo eclesiástico, político, cultural y académico han sido alumnos suyos. De tal modo, que la noticia de su renuncia ha suscitado una reacción de apoyo en múltiples sectores, incluyendo diversos dirigentes eclesíasticos de España. Sanus, por otra parte, quiso ayer subrayar que nunca ha sido aspirante al arzobispado de Valencia.Esta crisis en la archidiócesis de Valencia se produce cinco meses después de otra a la que tuvo que enfrentarse el cardenal arzobispo de Barcelona, Ricard María Carles, también valenciano. Varios nombramientos del cardenal y su actitud ante el nacionalismo provocaron entonces la dimisión del obispo auxiliar Joan Carrera como coordinador de la curia en ese arzobispado. Tres meses antes también había presentado su dimisión al Pontífice romano el obispo de San Sebastían, José María Setién, que solicitó jubilarse, cuatro años antes de la edad reglamentaria, presionado por un sector de la Iglesia disconforme con las posiciones nacionalistas del prelado vasco.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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