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Ponga aquí su publicidad

El primer encierro de Cebada Gago discurre espectacular y rápido, empañado con dos muertos por accidente

Dos muertos

Un viejo proverbio dice que el que no corre es porque prefiere estarse quieto. Eso o que vuela. La polémica que este año ha sacudido Pamplona entera desde sus cimientos ha estado provocada por uno de esos sujetos que a la menor oportunidad echa a volar cual gallina ponedora. Estaba el individuo de marras en su casa ocupado en pensar cómo ocupar la vida y... date: ¿por qué no colocar publicidad en la camiseta de los corredores?La idea tenía su fundamento: pocos minutos disponen de tanta atención mediática como los escasos tres que tardan los toros de Pamplona en pisar la plaza desde los corrales de Santo Domingo. Ayer fueron exactamente dos minutos y 50 segundos. El instante inmortal tan buscado acostumbra a tener por protagonista a un mozo que a la carrera pugna por medir con justeza la embestida de un toro bravo.

"Eso es desvirtuar la fiesta. Los protagonistas del encierro somos todos. No tiene sentido lo de ponerse publicidad. Además, provocaría peleas y codazos por salir en la foto", comenta Iñaki González, uno de los mozos locales, justo después de concluido el primer encierro del año 2000. Dicho lo cual señala los pectorales de sus compañeros y rubrica: "Nadie lleva publicidad". Bueno, uno llevaba la camiseta de Productos Cárnicos Pérez, pero ése no cuenta. Lo que contaba ayer, polémicas a un lado, era la sensación de reencuentro.

Estalló el chupinazo y los toros, sin duda sorprendidos, tardaron 22 segundos en reaccionar. Fueron un puñado de instantes que en la cuesta de Santo Domingo, a la salida de los corrales, se vivieron agarrados con las uñas a la garganta. Nervios. La manada emprendió la carrera y los toros de Cebada Gago pronto desmintieron su fama de sanguinarios. Pese al recuerdo nítido de Cepillero, el astado que el año pasado sembró de heridos toda su azarosa carrera, y de espaldas a su ganada fama de peligrosos (19 corneados en los siete últimos años), nada. O, mejor, poco. El momento más complicado lo provocó un cabestro que de un patinazo se empotró contra la puerta de una mercería de la plaza del Ayuntamiento. Con la puerta y contra los allí refugiados. En total, dos traslados sin consecuencias al hospital.

Las complicaciones llegaron tras la curva de la Estafeta. Entonces, roto en dos el grupo de bravos, uno de los toros se dedicó a probar la resistencia de sus astas contra todo lo que saliese a su paso. La confusión que siempre acompaña al primer día hizo temer lo peor.

Con la manada estirada y con la poblada perspectiva de la larga calle Estafeta se presenciaron carreras largas, intensas, prendidas del hosco derrotar de ese toro negro con ganas de pelea. Se vieron las carreras y los pechos de los mozos. "La próxima idea de alguno será colocar un cartel en las astas que diga 'ponga aquí su publicidad", último comentario y, oiga usted, gratis, sin remuneración alguna.

El capítulo de sucesos de los sanfermines de 2000 vivió ayer una jornada luctuosa con el fallecimiento de dos personas, informa Mikel Muez. A mediodía murió un joven de 28 años natural de Azagra que fue encontrado inconsciente en la calle el jueves, a consecuencia, al parecer, de una grave caída, y en un fuerte estado de embriaguez. Ayer, a las 8.30 fue encontrado el cuerpo sin vida de un hombre de unos 30 a 40 años, en el interior de su vehículo, y que falleció al parecer por una sobredosis. El parte de atenciones médicas de las fiestas supera ya el centenar de casos, la mayoría de ellas por intoxicaciones etílicas.

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