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Frank Gehry inventa la 'arquitectura rock and roll' con el Museo EMP de Seattle

La colección del centro, que se inaugura mañana, reúne 85.000 objetos desde los años cincuenta

Tras asombrar al mundo con el Museo Guggenheim de Bilbao, Frank Gehry ha inventado la arquitectura rock con el Experience Music Project (EMP) de Seattle. Así lo afirma Paul Allen, el cofundador de Microsoft con Bill Gates y promotor y mecenas del EMP. Combinando el genio de Gehry, la inmensa fortuna de Allen, la parafernalia del rock y lo último en las tecnologías de la información, el transporte, la música y la imagen, el EMP, que mañana se inaugura en la dinámica ciudad norteamericana de Seattle, se presenta como el museo más "cool" o "enrollado" del planeta.

La idea del EMP nació en 1992 a partir del deseo de Allen de rendirle un homenaje a su admirado Jimi Hendrix, hijo también de Seattle. El sueño de ese niño con miles de millones de dólares que es Allen se ha transformado al final en una caleidoscópica y cacofónica catedral del rock levantada por Gehry. Aunque retirado de los negocios activos desde 1982, tras luchar victoriosamente con un cáncer, Paul Allen, de 47 años, es, gracias al dinero de Microsoft, la tercera persona más rica del mundo. Allen acaba de contar a la revista Rolling Stone que emplea su inagotable fortuna en cultivar sus dos pasiones: la colección de encuentros con famosos de la farándula musical y cinematográfica y la música rock.

El EMP, que será inaugurado mañana con una de esas principescas fiestas típicas de Allen, le ha costado al cofundador de Microsoft más de 250 millones de dólares. Traza la historia del rock, desde su nacimiento en los años cincuenta del siglo XX como un hijo del blues hasta las subculturas del punk y el hip hop, pasando por la era clásica de Hendrix y Janis Joplin, y dedicando, al situarse en Seattle, una atención especial al grunge, nacido en esta ciudad del noroeste estadounidense.

Esa historia es contada a través de una colección de 85.000 instrumentos, prendas de vestir, carteles, discos y otros recuerdos. Y también con ordenadores interactivos dotados de adelantos audiovisuales aún no comercializados. Como corresponde a Allen, padre con Gates del sistema operativo Windows y actual gran accionista de Dream Works y Microsoft, el EMP no tiene parangón en estos momentos en modernidad tecnológica.

A Allen le llamó la atención el nombre del arquitecto Gehry, de 71 años, tras leer en todas partes comentarios admirativos sobre su trabajo en el Guggenheim de Bilbao. Tras aceptar el encargo de erigir el EMP, el arquitecto, que dice preferir Haydn a Hendrix, consiguió el impulso creativo al reunir en su estudio californiano un amplio número de guitarras eléctricas y convertirlas en piezas de un rompecabezas arquitectónico.

A la sombra del Space Needle, la emblemática torre de Seattle, el resultado del trabajo de Gehry son seis volúmenes redondeados de diferentes tamaños y colores. A la marca de la casa de las placas metálicas se añaden colores rojos, verdes, púrpuras, dorados y celestes. "Gehry ha inventado la arquitectura rock and roll", dijo recientemente Allen a Newsweek. Con humor, el arquitecto declaró a esa misma revista: "La gente cree que me ha salido un soufflé".

El atrio del conjunto es una llamada Iglesia del Cielo, el espacio musical abierto con el que soñó Hendrix, que da paso a un gigantesco árbol de Navidad construido por medio centenar de instrumentos musicales, en su mayoría guitarras eléctricas. A partir de ahí, diversas galerías cuentan la historia y el presente del rock, que en este museo es exclusivamente norteamericano.

Los directivos de EMP, cuya capacidad máxima es de 2.250 personas, esperan unos 800.000 visitantes durante el primer año. En los próximos días, acompañando el nacimiento del museo, diversos espacios públicos de Seattle verán desfilar a Metallica, Kid Rock, Eminem, No Doubt, Matchbox Twenty, Alanis Morissette, Eurythmics, James Brown y otros grupos y solistas. Esta vez, la fiesta de Allen no va a estar reservada a los happy few.

El principio sagrado de la interactividad

El Experience Music Project (EMP) es "el modelo de lo que cabe esperar de un museo del siglo XXI", dice Bob Santelli, uno de los directivos del norteamericano Rock and Roll Hall of Fame, que en las próximas semanas se incorporará al museo financiado por Allen y construido por Frank Gehry. "El EMP va a ser", añade Santelli, "la combinación perfecta de conocimiento y diversión". En el naciente museo de la ciudad de Seattle, todo está dominado por el principio de la interactividad. Desde la guía para los visitantes -un CD-ROM portátil en un pequeño aparato con auriculares que es una mezcla de Palm Pilot y control remoto de televisión- hasta todo tipo de juguetes y gadgets, pasando por un laboratorio de sonido donde la gente puede grabar sus propias canciones o variantes de cualquier tema clásico de algunos de los subestilos del rock.

Una de las atracciones que sin duda más entusiasmará a quienes acudan al nuevo museo de Seattle es una simulación en la que el visitante posa como una estrella de rock, rodeada de humos y luces, delante de una enfebrecida audiencia virtual. A la salida del Experience Music Project de Seattle, el visitante puede comprar un póster de su actuación.

Otro elemento que promete ser divertido es un paseo por un parque temático consagrado al rock and roll, que termina con una experiencia multimedia ante una pantalla gigante de formato Imax.

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