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Amigos del misionero descartan que fuera asesinado por indigentes

Maribel Marín Yarza

Isidro Uzkudun (Pasaia, 1931), el misionero vasco asesinado el sábado en Ruanda, será enterrado hoy en Mugina -a 50 kilómetros de la capital, Kigali-, localidad en la que ejerció su labor diocesana y en la que murió de un tiro en la cabeza. Las investigaciones sobre su asesinato parecen confirmar las primeras hipótesis de que el robo fue el móvil del triste suceso. El sacerdote irunés Amunarriz, compañero del misionero, no lo descarta, pero rechaza que los autores del crimen sean pobres movidos por el hambre. Lo dice con conocimiento de causa: "los vecinos del pueblo son gente sencilla que nos quiere mucho. Ellos no vienen a robarte con una pistola, eso lo hacen personas de otro calibre".

Amunarriz pide que se investigue "por qué han ido a matar precisamente a un hombre que se ha desvivido por este pueblo, que estaba haciendo tanto por los pobres y por Ruanda". Él apunta a que los autores del crimen puedan ser antiguos soldados. Precisamente, los familiares de Uzkudun y una delegación de los tres obispados vascos se trasladó ayer a Ruanda para participar hoy en el funeral del misionero guipuzcoano y conocer de primera mano las últimas averiguaciones de la policía ruandesa

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