España, a la cola de Europa, con un solo psiquiatra infantil por cada 53.000 menores La sanidad vulnera leyes y desatiende las enfermedades mentales de niños y jóvenes
Un estudio sobre 31 países europeos sitúa a España en el último lugar por número de psiquiatras infantiles para la población infantil y juvenil. La distancia con Suiza, la mejor situada, es de vértigo: allí, un especialista por cada 5.300 menores; aquí, uno por cada 52.950. El dato evidencia la desatención que la sanidad española depara a los pequeños con enfermedades mentales.Y así, si una familia acude angustiada a un hospital público para que se atienda a un niño con síntomas de peritonitis, el personal sanitario pondrá al enfermo en manos de un especialista y, seguramente, lo ingresará inmediatamente para recibir la atención médica adecuada. El personal no se limitará a darle unos calmantes para que se le pase el dolor y a preguntar a los padres qué han hecho para que el niño llegue a tal situación. Pues bien, esto último es lo que suele ocurrir cuando unos padres angustiados acuden a un hospital con su hijo con síntomas de trastorno mental en pleno brote psicótico.
Nuestro déficit en el terreno de los especialistas infanto-juveniles nos deja por debajo de cualquiera de nuestros vecinos, incluidos Rumania, Serbia, Bulgaria, Hungría, Grecia... (véase el gráfico que se reproduce en esta página). Estos datos, que son provisionales, los recoge el estudio de los psiquiatras Remschmidt y Engeland, publicado a finales del pasado año bajo el título de La psiquiatría infanto-juvenil en Europa.
Aun sin conocer exactamente estas tasas, muchas administraciones públicas ya estaban avisadas de la situación. "Se trata de una grave situación discriminante para los niños y adolescentes españoles, que, de esta forma, no tienen, como el resto de los niños y adolescentes de la Unión Europea, reconocido en la práctica su derecho a ser atendidos", decía un informe de un comité de expertos encargado por la Comunidad de Madrid que, una vez en su poder, hace dos años, guardó en un cajón.
Es lógico que en España no haya suficientes especialistas, dado que tampoco hay apenas, contraviniendo entre otras normas la Ley de Protección de los Derechos del Menor, centros específicos y unidades específicas hospitalarias para atender a los niños y adolescentes con trastornos mentales. El Defensor del Pueblo, varios comités de expertos (no sólo el de Madrid), el Parlamento, las familias y la Fiscalía de Menores de Madrid, que días pasados ha decidido acudir al juez, han clamado en el desierto en los últimos años en contra de una situación que discrimina a miles de niños y adolescentes, pues los expertos consideran que hasta un 15% de los adolescentes sufren algún problema de salud mental, más o menos grave, que debe ser atendido. En españa hay 6,2 millones personas menores de 18 años.
Respuesta irritante
La doble muerte en Ferrol el 21 de marzo pasado de María Casal, que primero mató a su hijo esquizofrénico, de 17 años, y después se suicidó, ha vuelto a remover las conciencias. María pasó años pidiendo ayuda sin éxito a las instituciones sanitarias. Su violento hijo la pegaba y a medida que crecía en corpulencia el miedo se multiplicaba en María. Incluso expuso su caso en un programa de Antena 3 antes de poner fin a la situación con dos muertes.
Su caso ha movido a muchos padres que sufren situaciones parecidas a contar su caso a los medios de comunicación. La sanidad pública, salvo en Cataluña y algunas zonas aisladas, no ofrece centros de atención específicos para menores enfermos mentales y tampoco unidades de hospitalización específicas, ya sean de día, de agudos o de larga estancia. Y la psiquiatría privada, como advierte una madre, no es apta para una economía familiar.
El ejemplo más sangrante es el del propio Insalud, el servicio sanitario más amplio de este país, que atiende al 43% de la población. Su actual dirección reconoce no disponer de centros y unidades hospitalarias, aunque añade que se está haciendo un gran esfuerzo.
Esta respuesta irrita profundamente a los que conocen el asunto. "Yo reconozco esas buenas intenciones, lo que ocurre es que ya no podemos seguir viviendo de intenciones", decía el viernes a la cadena SER el fiscal jefe de Madrid, Mariano Fernández Bermejo. "En noviembre pasado reiteramos por escrito nuestras peticiones a los responsables sanitarios y se nos habla siempre de que se iban a abrir aquí 20 camas, allí 10... El final es que estamos donde estábamos y que ya no podíamos aplazar por más tiempo el problema. Por eso nos fuimos al juez".
Hace ya dos años, la Fiscalía de Madrid inició otra ofensiva para que el Insalud pusiera remedio a esta situación. En mayo de 1998, el Insalud prometió abrir una unidad hospitalaria. La decisión logró el titular, pero la unidad es todavía una entelequia.
Sólo a la Fiscalía de Madrid acuden cada semana al menos dos casos graves de desatención de salud mental en pequeños. Son pequeños con problemas de autismo, trastornos de la personalidad, brotes psicóticos, esquizofrenia, paranoia... Menores que, como aseguran los especialistas, neurotizan a los que están al lado, a la familia.
Muchos padres piden, desesperados, un centro donde internarlos sin necesidad de perder la custodia, sin que sea un centro de reclusión para delincuentes. Pero sólo hay privados.
La reforma psiquiátrica iniciada hace 15 años en España cerró manicomios y modernizó sus servicios, pero se olvidó de ofrecer algunas alternativas y, sobre todo, se olvidó de la población infantil.
Cuando un menor necesita un ingreso hospitalario, la mayoría de los psiquiatras infantiles se ven obligados a hacerlo en unidades de adultos. "Esta semana me ha vuelto a ocurrir", dice apesadumbrado Ignacio Avellanosa, jefe de Psiquiatría Infantil del hospital Clínico de Madrid. Para Avellanosa, como para todos los especialistas, mezclar a estos menores con adultos es contraproducente.
Diagnóstico precoz
En general, las familias españoles no disponen de una atención pública que de un modo u otro ofrezca un tratamiento continuado, lo que es fundamental. La precaria situación impide incluso la existencia previa de un diagnóstico temprano. "La continuidad terapéutica es fundamental, y está demostrado que, al igual que ocurre con otras enfermedades, el diagnóstico precoz también lo es porque permite intervenir a tiempo. El tratamiento debe ser combinado: ayuda psiquiátrica, psicológica, educacional y farmacológica. Es la manera de que los trastornos no vayan a más", indica José Luis Pedreira, psiquiatra infantil del hospital Niño Jesús de Madrid, y autor de diversos estudios sobre la situación española.
Pedreira considera que tal situación no sólo vulnera la Ley del Menor de 1996, sino también la Ley General de Sanidad de 1986 y el Catálogo de Prestaciones del Ministerio de Sanidad de 1995, además de la propia Constitución española.
Uno de los pocos avances que se han realizado a este respecto en los últimos años ha sido abrir algunas camas hospitalarias para menores con trastornos de conducta alimentaria (anorexias y bulimias). "El Miniterio de Sanidad anunció este plan contra la anorexia precisamente porque se carecía de atención psiquiátrica infantil, que es la que entiende de estos trastornos", explica José Luis Pedreira.
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