El nuevo líder llama a la calma y la negociación
Desde el anuncio de su elección, Chen Shui-bian se ha dedicado, después de una conferencia de prensa, a tranquilizar a Pekín. Denunciado en los últimos días por los medios continentales por las referencias a la independencia contenidas en el programa de su partido, el nuevo presidente taiwanés ha hecho un llamamiento al "diálogo constructivo" con el régimen de Pekín. Toda su intervención ha consistido en presentarse como un hombre de paz. "Queremos reforzar la paz y la estabilidad en el estrecho de Formosa. Deseamos abrir negociaciones y entablar un diálogo global en un espíritu de amistad y reconciliación. Nos anima la intención más noble", ha declarado Chen.Para ilustrar mejor su buena voluntad, el presidente electo ha tenido buen cuidado de evitar cualquier alusión a la independencia de Taiwan. Es más, ha hecho referencia en múltiples ocasiones a su calidad de presidente de la "República de China", nombre del régimen fundado en 1912 por Sun Yat-sen, que Chiang Kai-chek trasplantó a Taiwan en 1949. Esta alusión marca un neto paso atrás con relación a la fórmula de "República de Taiwan", a la que tan aficionados son generalmente los independentistas insulares.
Chen no ha propuesto calendario alguno para la discusión, pero se ha manifestado dispuesto a ir a China en cualquier momento y ha invitado al presidente continental, Jiang Zemin, y al primer ministro, Zhu Rongji, a venir a Taiwan si lo desean. No obstante, ha rechazado la fórmula "un país, dos sistemas", que Pekín ha puesto en práctica en Hong Kong en 1997 y en Macao en 1999.
Pekín ha defendido siempre esta solución para Taiwan, por lo que ahí hay una contradicción que será difícil de resolver. Pero no es específica de la llegada al poder de Chen Shui-bian: todos los demás candidatos habían rechazado también la perspectiva de una subordinación de Taiwan a un Gobierno central.
