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La Academia de Bellas Artes expone y copia para vender esculturas del legado histórico

Museos, universidades y aficionados al arte, entre los principales clientes del taller

Está abarrotado de moldes y reproducciones de piezas históricas. En la exposición del taller de vaciados de la Academia de Bellas Artes de San Fernando se puede encontrar, y adquirir, lo mismo una virgen de Miguel Ángel que las manos de Felipe IV. Los principales clientes del taller, encargado de copiar en escayola, madera o bronce figuras de museos y otras instituciones, son las universidades de Bellas Artes y Arquitectura que buscan modelos para sus alumnos. Pero también acuden museos de otros países y aficionados al arte, que encuentran fieles imitaciones desde 4.000 pesetas.

Menos habitual, pero también posible, es encargar una copia de un estatua, por ejemplo, del Museo del Prado que no esté en la exposición del taller de vaciados, la dependencia más antigua de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, creada en el siglo XVIII. Peticiones de este tipo provienen fundamentalmente de escultores, académicos de Bellas Artes y artistas. La factura corre a cargo del solicitante.Hace poco más de un mes, Carlos Zurita, miembro del patronato del Prado, solicitó la copia de tres musas. Una petición que resultó polémica, porque al hacer el molde se desprendieron algunas esquirlas. "Las musas han sufrido en su historia unas cuatro restauraciones y el problema surgido ahora viene precisamente de que las últimas reparaciones se unieron con pegamentos menos eficaces que los actuales", asegura Miguel Ángel Rodríguez, jefe del taller de vaciados y escultor.

"Es prácticamente imposible que se despeguen las piezas que se unen ahora. No sólo por la extrema calidad de los pegamentos, sino porque los moldes, desde hace 15 años, ya no son de escayola y, por tanto, nada moldeables, sino de silicona, que se desmolda sin apenas rozar el original", recalca el escultor.

En los fondos de la Academia de Bellas Artes se conservan unos doscientos moldes, algunos firmados por el autor (cuando se hacían de escayola) y tan antiguos como las imágenes que copiaron. Algunos, incluso, se conservan en mejor estado. El centro guarda una reprodución del dios Baco echado sobre una roca, de hace 250 años, que trajo Velázquez en su segundo viaje a Roma por encargo del rey; la Virgen de Brujas, de Miguel Ángel, de 1898, o el manto de la estatua de la reina María Cristina, cuyo original se encuentra en el Casón del Buen Retiro. Destacan de la gran colección de los vaciados antiguos, que donó el pintor Antón Raphael Mengs, entre 1776 y 1780, las puertas llamadas del paraíso, del Baptisterio de Florencia.

Las tres musas, del Museo del Prado (Clío, Euterpe y Urania), que se están copiando en la actualidad, pasarán a formar parte también de los fondos de la Academia. Miden un metro ochenta y para reproducirlas se necesitan 40 kilos de silicona, explica Rodríguez. Como no pueden salir del Prado, algunos de los seis operarios que trabajan en el taller se trasladaron allí para realizar la copia.

El proceso pasa por fotografíar los originales para después imitar fielmente el color, las grietas y cualquier desperfecto que tenga. Después se clona la imagen por fragmentos: un molde (compuesto de polvo de mármol y resina de poliéster) para la cabeza, otro para el brazo, el torso, piernas... Y se arma la pieza, que reposará durante un tiempo hasta que se seque.

Envejecimiento

Como las réplicas salen demasiado perfectas, de un color blanco marmóreo y con un tacto tan suave como irreal, se las somete a un tratamiento de envejecimiento para que parezca que tienen doscientos años. El tratamiento consiste en aplicarles una pátina oscura y un barniz fijador. En todo este procedimiento se invierten unos tres meses.

Al taller de vaciados acuden museos -recientemente, el Británico y el Arqueológico alemán- para solicitar copias de imágenes del legado español; también se encarga el taller de restaurar obras de los centros artísticos españoles; reproduce piezas expuestas en la calle (como las manos de FelipeIV, en la plaza de Oriente de Madrid) para exhibirlas en el Museo de la Academia de Bellas Artes, y en ocasiones copia piezas delicadas para que quede un testigo fiel si sufren daños.

En la actualidad se está reproduciendo la colección de 20 piezas donadas este año al Prado por el escultor Claudio Bravo, que pidió unas copias como condición para donarlas. Pero, además, el taller de vaciados expone a la venta para el público dos centenares de reproducciones de piezas históricas. Desde vasos griegos, capiteles, vírgenes, un busto de CarlosV o una cabeza de Nerón hasta los capiteles del monasterio de Silos (Burgos), célebres por su imaginería fantástica. Los precios oscilan entre las 4.000 y 200.000 pesetas. Las más caras son las réplicas de bronce, les siguen las de silicona y yeso.

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