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Londres recupera el Covent Garden para la ópera y el ballet

La Royal Opera House de Londres cierra un negro capítulo en su trayectoria con la reapertura de las instalaciones del Covent Garden. La restauración y ampliación del edificio victoriano, con un presupuesto de 55.000 millones de pesetas, permite alojar por primera vez bajo su techo a las compañías de ópera y ballet. Ambas participan, junto a Plácido Domingo, Ángel Corella y otros artistas de renombre internacional, en las celebraciones inaugurales que, tras la gala real de anoche, revierten su énfasis en el concepto de accesibilidad.

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"Ópera para todos" es el nuevo lema de una institución pública que se esfuerza por superar su reputación elitista. El reguero de problemas de la última década convirtió el Covent Garden en una soap opera o interminable culebrón. La Royal Opera House (ROH) perdió en ese periodo cuatro directores generales, tres presidentes y varios bailarines principales. Bernard Haiting, el director musical, amenazó con dimitir. Una desastrosa planificación de las actuaciones en su vida itinerante mientras se reconstruía la sede londinense estuvo a punto de hundir financieramente esta institución, que engloba la ópera, el ballet real, el coro y la orquesta. Alarmado, el público siguió la serie de errores. La concesión de 20.000 millones de pesetas para sufragar los costes de restauración -las primeras ayudas surgieron de la lotería nacional- casi provocó una revolución.La ROH necesitaba la subvención estatal para comenzar las obras de restauración, cuyos diseños originales se remontan a 1983. Debía modernizar el Covent Garden, construido en 1857, para garantizar su propia supervivencia. Forzada por el Gobierno laborista, la nueva directiva prometió "popularizar" la ópera reduciendo los precios de las localidades y abriendo sus instalaciones al público. A cambio, el Ejecutivo de Tony Blair archivó un proyecto de privatización y elevó la ayuda estatal anual hasta los 5.000 millones de pesetas, 1.300 millones más que antes del cierre del edificio, en 1996.

Accesibilidad es la clave de la nueva casa de la ópera. La firma de arquitectos Dixon Jones BDP, encargada de la ampliación, ha creado un edificio neomodernista con soportales en la plaza del Covent Garden y un patio central de grandes cristaleras siguiendo los bocetos victorianos. Bares, restaurantes y terrazas estarán abiertos al público diariamente a partir de la semana próxima. Además, la ROH gana espacios de trabajo que le permiten alojar por primera vez bajo su techo a las compañías de ópera y ballet. El viejo auditorio, la joya del edificio original, se ha restaurado con el esplendor del pasado. La posición de los asientos se ha modificado para mejorar la visión del escenario y la temperatura se controla con un nuevo sistema de aire acondicionado. La ampliación de la zona de bastidores y la instalación de aparatos mecanizados para montar las escenografías permite a la ROH trabajar simultáneamente en tres producciones.

Pero la nueva tecnología se ha cobrado ya una víctima. En su nueva andadura, el Covent Garden ha retirado de la programación la ópera de Ligeti Le Grand Macabre, que se estrenó en Salzburgo y tenía programadas en Londres seis representaciones en septiembre. Oficialmente, su cancelación se achaca a demoras en la instalación de los nuevos mecanismos que han impedido probar satisfactoriamente todas sus posibilidades. Otras fuentes señalan que la suspensión de la producción más vanguardista de la temporada inaugural se debe a la pobre respuesta del público. "No voy a hablar más del tema", señaló el portavoz del Covent Garden.

La actitud del portavoz, visiblemente irritado por las críticas, choca con el espíritu abierto y el mensaje conciliador que transmite el nuevo director general, el norteamericano Michael Keyser. Nombrado en 1988, Keiser, de 45 años, llega a Londres con una excelente reputación de "dar la vuelta" a instituciones culturales en crisis. Su gestión avanza ya hacia la salida del túnel, a la reconciliación con el Gobierno y la población, al consenso con una plantilla que había perdido la confianza en los equipos anteriores. Bajo su mando, la ROH espera tornar pronto en números negros un déficit acumulado de 5.000 millones de pesetas.

La programación de la primera temporada incluye una nueva producción de Falstaff, de Verdi, bajo la dirección de Grahm Vick, y, entre otras, la puesta en escena de Gawain, el trabajo de Birtwistle que triunfó en Londres en 1991. En la oferta de ballet destaca una sesión dedicada a coreógrafos internacionales que incluye Remanso, de Nacho Duato.

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