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Un filósofo alemán remueve fantasmas

Peter Sloterdijk, acusado de usar una "retórica fascista" y plantear una nueva selección genética

Pilar Bonet

Las ideas del filósofo Peter Sloterdijk, de 52 años, conmueven desde hace casi tres meses a los círculos intelectuales alemanes. Con su discurso Reglas para el parque humano. Una carta de respuesta sobre el humanismo, Sloterdijk ha provocado una polémica sobre una futura selección de la raza humana, en la que participan numerosos miembros de la comunidad filosófica, científica, política y periodística germana.La polémica en cuestión, que se refleja exhaustivamente sobre todo en las páginas de Die Zeit y las páginas de Internet de este semanario, tiene otra dimensión de gran importancia para la vida política y social de Alemania, a saber: la reflexión sobre el cambio generacional en este país y sobre la liberación de los condicionamientos morales que el nacionalsocialismo ha impuesto tanto a quienes vivieron aquella época como a sus hijos.

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Sloterdijk, que es profesor de Filosofía y Estética en Karslruhe, se ha internado por los espinosos terrenos de la selección y el cultivo de la raza humana y, fuera cual fuera el mensaje que quería transmitir inicialmente, se ha convertido en sospechoso de flirtear con el nacionalsocialismo y ha sido acusado de utilizar una "retórica fascista". Esta semana, el Congreso de Filosofía, que se ha celebrado en Constanza, ha pedido que cese el "debate superficial, pero de gran efecto público" provocado por Sloterdijk. "Debemos volver a las cuestiones verdaderamente relevantes", manifestó el presidente de la Asociación General de Filosofía de Alemania, Jürgen Mittelstrass, coreado por los aplausos de un auditorio de centenares de filósofos.

El origen de la polémica es la intervención de Sloterdijk el pasado 17 de julio en un simposio sobre el filósofo alemán Martin Heidegger que se organizó en el castillo de Elmau, en Baviera. Allí, Sloterdijk criticó la Carta sobre el humanismo, en la cual Heidegger pedía revisar la idea del hombre como sujeto creado a semejanza de Dios. En su crítica, Sloterdijk reflexionaba sobre la posibilidad de que en el futuro la antropotécnica llegue a convertirse en una "planificación explícita de características" y se preguntaba si el género humano "sufrirá una transformación desde el fatalismo de la natalidad a un nacimiento opcional y la selección prenatal". Con un discurso retorcido y oscuro, en el que aludía a Nietzsche y a Platón, Sloterdijk invitó a pensar en la manipulación y selección de los procesos reproductivos del género humano. Una buena parte del auditorio tuvo la sensación de que el orador estaba invitando a sustituir la democracia política por una nueva élite, producto de una selección genética. Y justamente esta interpretación, que inquietó sobremanera a los organizadores judíos del simposio, fue la que produjo el escándalo. El texto, no autorizado por el autor, comenzó a circular por las redacciones de los periódicos. En el semanario Der Spiegel, el discurso de Sloterdijk fue etiquetado como totalitario-fascistoide, con rasgos de "retórica fascista". En el curso del debate, Sloterdijk intervino para acusar al filósofo Jürgen Habermas, el más famoso superviviente de la Escuela de Francfort, de haber contribuido a la difusión del texto y de haber instigado una campaña contra él entre bastidores, contando con la colaboración de los periodistas.

Posteriormente, la editorial que planea publicar el texto de Sloterdijk difundió este documento, complementado con un par de notas. En él, Sloterdijk reflexiona sobre el mantenimiento cultural de la sociedad civilizada, a la que él denomina como "parque humano". El filósofo mezcla terminología de distintos campos, incorpora el concepto de biotecnología al proceso educativo y, desde esta perspectiva, relee a los clásicos. Sloterdijk se ampara en Platón para defender una sociedad en la que la filosofía sea la disciplina, que dicte a los expertos en tecnología genética las reglas éticas para utilizar su ciencia.

Contra la "teoría crítica"

Uno de los puntos centrales de la polémica ha sido precisamente el enfrentamiento con Habermas. El hilo conductor de la discusión entre ambos no es tanto la biotecnología como la reflexión sobre el carácter obsoleto o válido de la teoría crítica y la ideología de la generación de 1968, en su modalidad izquierda liberal, de la cual Habermas es hoy el máximo exponente. Sloterdijk, que se hizo famoso en 1983 por su libro Crítica de la razón cínica, ha declarado que la teoría crítica ha muerto. "Nos reuniremos junto a la tumba de una época para hacer balance, pero también para conmemorar el fin de una hipocresía", ha afirmado este filósofo, que también procede de la Escuela de Francfort. "La era de hijos de moral hiperdesarrollada de padres nacionalsocialistas toca a su fin. Una generación más libre avanza", le ha dicho Sloterdijk a Habermas en una carta abierta en Die Zeit. Habermas ha replicado que Sloter-dijk "echa tierra a los ojos del público cuando se presenta como un inocente bioético". Para Habermas, Sloterdijk tal vez "encarna algo nuevo en el mercado de la República de Berlín" y tal vez puede satisfacer la nueva demanda de "patrones para una nueva generación".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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