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EL 'CASO PINOCHET'

Una mayoría de los chilenos prefiere ahora que Pinochet sea juzgado en Chile

Un año después de la detención de Augusto Pinochet, los chilenos que dicen preferir, por razones no siempre coincidentes, que el general regrese a su país superan el 50%. A un 35% le parece bien que siga detenido en el Reino Unido hasta su enjuiciamiento en España. Así lo indica la última encuesta de la consultora MORI, una de las más prestigiosas de Chile. Su directora ejecutiva, Marta Lagos, explica el significado: "No es que la opinión pública crea que Pinochet no es culpable de lo que se le acusa -dos tercios de la población le condenarían-; lo que ha cambiado es dónde creen los chilenos que debería ser juzgado".

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"Al comienzo del caso Pinochet, los partidarios y detractores de su regreso estaban empatados. Lentamente, a lo largo de un año ha ido aumentando la opinión que entiende que la prolongada detención afecta negativamente la imagen de Chile", según Lagos. La encuesta, que se acaba de dar a conocer, se realizó en julio. No son sólo los pinochetistas quienes abogan por el regreso del exdictador. Hay un creciente sector de opinión, nada complaciente con la figura del general golpista, que propone que ya es hora de zanjar el conflicto abierto con la causa que instruye el juez Baltasar Garzón. Por una parte, porque perjudica la proyección internacional de su país, y por otra, porque revive las contradicciones de la transición chilena, que, bajo la tutela de las Fuerzas Armadas, ha mantenido la convivencia a cambio de la impunidad para los crímenes. El canciller, Juan Gabriel Valdés, ha reiterado en público que nadie tiene derecho a juzgar las limitaciones de la transición."El caso Pinochet ha sido explotado por la prensa y la televisión, por el Ejército y por los grupos pinochetistas, que han desatado una cruzada contra España", dice el historiador Sergio Villalobos. "Es una campaña artificial, porque el chileno común no quiere saber nada de Pinochet, pero ha dado resultados. Han resucitado viejas consignas que recuerdan que Chile no es colonia de nadie, y se acusa a los españoles de actuar como nuevos conquistadores". El senador socialista Jaime Gazmuri considera que "es cierto que los sectores más pinochetistas están histéricos contra España e Inglaterra. Hay otra minoría, que representa a los sectores más izquierdistas y que sufrieron en mayor medida la represión, que apoya que Pinochet sea juzgado en el extranjero. La mayoría, un 70%, tiene claro que hubo violaciones de los derechos humanos, pero quisiera que fuera juzgado en Chile".

Incomodidad del Gobierno

Desde la detención del exdictador, el papel más incómodo le ha tocado al Gobierno de la Concertación y a los sectores que le apoyan, principalmente democristianos y socialistas. "Los socialistas están felices en su corazón, pero en su condición de partido de Gobierno tienen que medir sus actitudes", admite Gazmuri. "Es el caso de ministros como Insulza o Valdés, que están convencidos del principio jurídico de la extraterritorialidad de la justicia, pero habría que ver qué dice su corazón en el caso Pinochet. Y esto no lo entiende cierta prensa europea".

Para la derecha pura y dura es más sencillo. "Aquí falta mi general, y el señor embajador de España y la de Gran Bretaña deberían estar en sus países", decía al término del gran desfile militar que conmemora la independencia de Chile el general retirado Rafael Villarroel, último vicecomandante en jefe del Ejército de la era Pinochet. Un amplio sector de los uniformados y de los pinochetistas firmarían la ruptura de relaciones con España.

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El periodista y escritor Ascanio Cavallo resume así el caso: "Endurece a la derecha, que recupera el discurso de que Europa es poco fiable. Hay que volver a las fuentes, el Partido Republicano, Reagan, Thatcher y... los militares, por supuesto. La izquierda teme que Pinochet muera en el exterior y se convierta en una segundo Bernardo O"Higgins , el mártir que falleció en el exilio".

El democristiano Andrés Zaldívar, presidente del Senado, es un buen conocedor de España, donde pasó tres años exiliado durante la dictadura. "Recorrimos un camino similar. En Chile se miraba la transición española como un modelo. Afolfo Suárez y Felipe González son mitos para muchos políticos". La paradoja es que una relación inmejorable -España es el primer inversor exterior- ha sido golpeada por el contencioso de un exdictador que no es querido ni por unos ni por otros.

"No puede ser que en Chile tengamos sentimientos antiespañoles porque Pinochet es un tema de discordia para nosotros", dice Zaldívar. "Pinochet es un paradigma de lo que fue un tiempo de la represión en el mundo, pero ha sido maltratado en España. Yo he repetido a los dirigentes españoles que aquí hay una transición que es nuestra. No nos pueden exigir cosas que no estamos en condiciones de hacer".

Quienes aplauden sin complejos la actuación de Garzón son los que siempre criticaron la transición, como los comunistas, las organizaciones humanitarias y los familiares de las víctimas de la dictadura. Carmen Soria, hija del español Carmelo Soria, exfuncionario internacional de Naciones Unidas asesinado por la DINA en 1976, afirma: "En el mundo de los derechos humanos tenemos un sentimiento de gratitud enorme, y el Estado chileno tendría que estar muy agradecido porque le sacaron un tremendo problema de encima".

Más información en la página 19

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