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Crítica:FLAMENCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

'Comerse' la guitarra

Hacía tiempo que Vicente Amigo no tocaba en Madrid, y como quiera que es uno de los grandísimos virtuosos que hoy tenemos en la guitarra flamenca, sus conciertos se convierten de principio a fin en una exultante celebración de poderío. Es la primera impresión que uno saca escuchándole. Salvo algún tema en solitario y aislados fragmentos de otros, en que Amigo nos regala ciertamente una música que no parece de esta tierra, se vuelca casi constantemente en el poderío de las grandes capacidades físicas, que le permiten una rapidez, unos picados y unos efectos espectaculares. Es lo que decimos de muchos jóvenes guitarristas de ahora, que se comen la guitarra. Vicente Amigo también se la come, por supuesto, pues está, quizá, más dotado que nadie, pero cuando acelera hasta lo imposible y todo lo que nos llega es un mar de percusiones en que silencia su propia guitarra, perdemos el hilo de la música y penetramos en desaforados ritmos discotequeros.

Vicente Amigo en concierto

Con José Manuel Hierro (guitarra y flauta), Patricio Cámara y César Moreno (percusiones), José Parra (cante), Rafael Campallo (baile).Madrid, Conde Duque, 5 de septiembre.

Pero cuando toca de verdad Vicente Amigo, tan flamenco él, con ese dominio en profundidad de lo jondo, sin la mecánica inevitable a que debe ceder cuando se aceleran los toques, realmente es un músico fuera de lo común.

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