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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Elvis Costello apabulla con su talento al público de Barcelona

El cantante británico apuró la austeridad de un concierto desnudo

Pasaban dos minutos de las diez de la noche y Elvis Costello salió a escena. Dos minutos rompen con la puntualidad, pero no permiten hablar de impuntualidad. Muy propio de Costello, un artista que ha hecho de la ironía, la distancia y de la ruptura de esquemas su carta de naturaleza. Está dentro, pero también fuera. Pero dentro, muy dentro de su espléndido concierto metió al público, que anoche no llenó el teatro Tívoli de Barcelona en su único concierto en España.

Dentro y fuera, artista enorme pero sin tirón popular. Iba de negro, con traje, sin corbata y también sin ese sombrero que en los últimos años le ha caracterizado casi tanto como sus sempiternas gafas de pasta negra. Apenas dijo nada y ya estaba sonando Man out of time, una pieza que parece escrita para citarse a sí mismo. En el piano la solitaria figura de Steve Nieve secundaba con su ductilidad en el fraseo a un Costello que se acompañaba con una guitarra acústica. En suma, el artista llamado De clan Patrick Aloysius MacManus se desnudaba musicalmente para enfrentarse a un repertorio tan amplio cómo su nombre real. En suma, algo así como interpretar una ópera sólo con una flauta.

Pero lo hizo, y de paso apabulló a un público que pronto tuvo conciencia de estar asistiendo a una pasmosa demostración de talento. Canciones orquestadas en disco con el preciosismo de orfebre de Burt bacharach sonaron anoche sólo con voz y piano y siguieron siendo enormes canciones, Pasó con Painted from memory, una balada capaz de enternecer a un defensa central que Costello interpretó realzando con su voz el corazón mismo de la canción, su melodía. Volvió a ocurrir con This house is empty now, la ternura y belleza hechas melodía, y no se echó en falta la cascada de violines que suenan en el disco. Nada faltaba en el ejercicio interpretativo de un Costello colosal. Y es que es sabido que las buenas piezas solo precisan de voz y poco más para seguir emocionando. Esta teoría ayer se hizo realidad en el Tívoli.

Pero conste que ello no solo ocurrió con los temas de Painted from memory, no. Anoche Costello quiso desnudar su repertorio entero, y canciones de todas sus épocas pasaron la prueba del algodón. Así Verónica, sonó pizpireta y alegre con piano y guitarra, After the fire conmovió con la delicadeza de su estribillo, I don't want to go to Chelsea tuvo un aire de reinvención completa, cuestión ampliable a Almost blue, Accidents will happen, Brilliant mistake, I wan't you, Shipbuilding o la definitiva Állison, composición que acalló hasta el susurro de las respiraciones. Costello estaba sobradamente inspirado, y su música impuso silencio pegando los cuerpos a las butacas.

Por supuesto que mención aparte mereció su voz, sin duda una de las más personales, redondas y expresivas del pop. Costello, conocedor de sus recursos jugó con ella, y elevaba su tono para luego serpentear con él a su antojo. Se alejaba y acercaba al micro dejando la voz sin amplificación, resaltando de esta manera el tono íntimo de un concierto tierno y exquisito en el que paradójicamente no había espacio para el arrumaco. Y es que la atención sólo podía estar dirigida a un tipo que vestido de negro iluminó la noche del Tívoli con 29 canciones en más de dos horas de concierto.

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