_
_
_
_
_

"Chopin no era un poeta del piano"

Luis Gago

Catedrático de la Universidad de Bristol, Jim Samson ha alcanzado renombre mundial por sus investigaciones en torno a Chopin, especialmente recordado en este año en que se conmemora el 150º aniversario de su muerte. Autor de una biografía de referencia (Oxford University Press), editor de un reciente Companion to Chopin (Cambridge University Press) y coeditor de un proyecto de edición crítica de las obras completas del compositor polaco (Peters), sus estudios han hecho mucho por cambiar la imagen de un músico seriamente desfigurado por la historiografía romántica. Samson ha explicado muchos de los avances de la investigación chopiniana en un curso de la Universidad de Alcalá.

Fue precisamente otro de los grandes nombres del piano del siglo XIX quien empezó a asociar a Chopin con una serie de etiquetas engañosas: "Cuando murió Chopin, su primera biografía la escribió nada menos que Liszt", explica Samson. "Esa biografía es uno de los primeros documentos mitificadores. Es un libro muy interesante, pero que presenta ya la imagen del poeta del piano, del gran romántico. Y esa imagen no se corresponde con la realidad, ya que Chopin se interesó mucho más por la tradición clásica, por Bach o Mozart", que por la música de sus contemporáneos, con excepción de la ópera italiana, que adoraba".

Un clásico

Tras su muerte, en Francia tuvo lugar un "claro proceso de apropiación nacional del músico", y cuando Breitkopf & Härtel, la famosa editorial de Leipzig, decidió incluirlo en su colección de obras completas de los grandes compositores, "Alemania abandonó la imagen de un autor de música trivial, de música de salón y Chopin pasó a convertirse en un clásico. Su música se difundió por todo el mundo: Chopin había entrado a formar parte del canon", afirma Samson, que ha citado las teorías del crítico literario Harold Bloom en varios de sus escritos. Los compositores rusos adoptaron otro punto de vista -"por razones obvias", cree Samson-, ya que "para ellos fue sobre todo un nacionalista eslavo, que acabaría dejando una huella muy importante en la música rusa, como puede comprobarse en las obras de Scriabin o Liadov". Samson admite que la recepción "menos feliz" tuvo lugar en su propio país, el Reino Unido, donde Charles Hallé llegó a afirmar que "la música de Chopin se había convertido en el patrimonio de todas las colegialas". Para Samson, en Chopin conviven "un gran conservador, porque no participó de la corriente que asociaba a la música con el mundo exterior, ya fuera la literatura, la naturaleza, la pintura... Y, a un nivel más profundo, un radical: en la armonía, en la escritura melódica y en la textura pianística". Muchas de las obras de Chopin son como un laboratorio, con constantes experimentos que no se asimilarían plenamente hasta 50 años después", afirma convencido. Y concluye: "Toda la música de Chopin se halla íntimamente ligada a las propiedades del piano y está dominada por una identidad entre realización física y contenido emocional. Por eso tantos oyentes quedan desilusionados con las versiones que escuchan".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Luis Gago
Luis Gago (Madrid, 1961) es crítico de música clásica de EL PAÍS. Con formación jurídica y musical, se decantó profesionalmente por la segunda. Además de tocarla, escribe, traduce y habla sobre música, intentando entenderla y ayudar a entenderla. Sus cuatro bes son Bach, Beethoven, Brahms y Britten, pero le gusta recorrer y agotar todo el alfabeto.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_