Cementerio de desaparecidos

El misterio del paradero de los desaparecidos durante la dictadura podría empezar a desvelarse si se comprueba como verdadera la documentación que le hizo llegar la semana pasada una persona anónima al obispo de Punta Arenas, Tomás González. Aparentemente se trata de un militar retirado que entregó a González, bajo secreto de confesión, un mapa con la localización de lugares en los que fueron sepultadas víctimas de la represión.El obispo trasladó dicha documentación al Ministerio de Justicia, que a su vez la remitió el lunes a la Corte Suprema. Mientras el presidente de la Corte declaró que nunca ha recibido información de las Fuerzas Armadas, González dijo ayer que el informante "era una persona que se sentía terriblemente angustiada por el peso de su conciencia".