_
_
_
_

Clinton viaja a México para debatir con Zedillo sobre drogas, emigración y comercio

Juan Jesús Aznárez

El combate contra el narcotráfico, la emigración ilegal y el comercio entre EEUU y México, cuyos intercambios registraron un fuerte incremento con el Tratado de Libre Comercio (TLC), serán los asuntos fundamentales que abordarán hoy en la ciudad mexicana de Mérida los presidentes Ernesto Zedillo y Bill Clinton. Clinton llegó anoche a Mérida en viaje oficial de apenas día y medio, y fue recibido en el aeropuerto por Zedillo y su esposa.

La relación bilateral es compleja, no exenta de fricciones y determinada por los 3.200 kilómetros de frontera común y los muchos intereses compartidos. En la segunda visita de Clinton desde 1993, la primera fue en 1997, las dos naciones tratarán de limar asperezas y mejorar la colaboración en la lucha contra los carteles de la droga. Los dos presidentes, que se han reunido hasta ahora en siete ocasiones desde la investidura de Zedillo en 1994, suscribirán los convenios de cooperación habituales en este tipo de visitas, pero el Gobierno mexicano pretende evitar que sean papel mojado, tal como quedó de manifiesto durante el desarrollo, en abril del pasado año, de la Operación Casablanca. Agentes estadounidenses encubiertos actuaron en México, sin conocimiento de sus autoridades, para descubrir el blanqueo de dinero en bancos mexicanos, y ese combate por libre vulneró los convenios bilaterales, pero demostró también la profunda desconfianza de las autoridades de EEUU en los cuerpos de seguridad locales, carcomidos por la corrupción. Uno de los documentos preparados para la firma, el referido a Mediciones y Efectividad, fija metas contra el narcotráfico que deben cumplir las partes. Según la Secretaría (ministerio) de Relaciones Exteriores, la ejecución de la Estrategia Bilateral de Cooperación contra las Drogas, acordada en 1988, funciona bien "en términos generales", aunque perdió efectividad por la persistencia de "actos unilaterales". La identificación de uno de ellos era clara: la Operación Casablanca, que terminó con la detención en Estados Unidos de un grupo de ejecutivos de banca mexicanos. Todo indica que la Casa Blanca certificará como buenos los esfuerzos de México en la erradicación de esa lacra, pese a que varios congresistas norteamericanos sostienen que el Gobierno de Zedillo no cumple, que el país afronta una colombianización y debe ser controlado más severamente.

Las prioridades norteamericanas vienen señaladas en la propia composición del equipo que acompaña a Clinton y a su secretaria de Estado, Madeleine Albright. Son Barry McCaffrey, director de la Oficina de Política Antidrogas; Doris Meissner, comisionada del Servicio de Inmigración y Naturalización; Janet Reno, fiscal general, y Bill Richardson, secretario de Energía.

Las cuestiones migratorias ocuparán una parte importante en las reuniones. Estados Unidos pretende que México vigile más sus pasos fronterizos e impida la entrada de braceros centroamericanos en Estados Unidos. El Gobierno de Zedillo presentará datos sobre abusos cometidos impunemente por la policía de aquel país contra los ilegales.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_