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David Trueba relata en su segunda novela el viaje de cuatro amigos hacia la madurez

Guillermo Altares

En su segunda novela, presentada esta semana en Madrid, David Trueba (Madrid, 1969) ha trazado una ficción sobre la delgada línea que separa la adolescencia de la madurez. "He intentado hacer un libro que trata del viaje de cuatro amigos que se despiden de una edad y que descubren, desde la nostalgia, la frustración de que las cosas que les parecían divertidas ya no lo son porque han dado un paso adelante, aunque no se han dado cuenta totalmente", dijo sobre Cuatro amigos (Anagrama), su segunda incursión en la narrativa tras Abierto toda la noche, que apareció en la misma editorial en 1995.Autor de varios guiones (Amo tu cama rica, Los peores años de nuestra vida), co-autor de otros (Two Much o La niña de tus ojos, ambos filmes dirigidos por su hermano Fernando), realizador cinematográfico (La buena vida), periodista ocasional (ha trabajado en radio, prensa y televisión), Trueba se las arregla para establecer compartimentos estancos en esta vorágine creativa -"En mi cabeza, las historias aparecen en el formato en que van a ser realizadas", asegura-, aunque existen elementos comunes en todas estas facetas: el retrato de la juventud, los amores imposibles y también los posibles, los momentos cruciales en que se cambia de edad. Eso sí, rechaza (aunque prefiere no poner ejemplos concretos) los retratos que se quieren generacionales.

Historia de amor

La novela relata la historia de cuatro amigos (Claudio, Raúl, Blas y Solo, el narrador) que se compran una mugrienta furgoneta de segunda mano para realizar un viaje sin rumbo por España durante un mes de agosto. Pasan por Valencia, por un pueblo de Aragón, encallan en un hotel entre Zaragoza y Logroño y acaban en la boda de la antigua novia de Solo, en un momento del libro en que Trueba deja atrás el relato del desmadre, el sexo, la droga y el rock and roll para entrar en terrenos más sentimentales. "El libro también es una historia de amor que habla de las oportunidades perdidas, de personas que no tienen sincronizados sus relojes afectivos, que es uno de los temas que más me ha interesado siempre". El presentador anunciado de la novela, Rafael Azcona, no compareció porque, señaló Trueba, "quiere recuperar el anonimato perdido". Trueba relató lo que Azcona le dijo sobre la novela. Lo primero, que cada uno tiene que presentar sus propios libros, porque no vale esconderse detrás de nadie. En cuanto al texto, le discutió su creencia en amores para toda la vida.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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