Muere a los 80 años Gloria Fuertes, poeta del juego y la ingenuidad
La escritora madrileña encontró en la literatura infantil una forma popular de surrealismo
"Yo era buena y delgada, / alta y algo enferma. / A los nueve años me pilló un carro / y a los 14 me pilló la guerra". Gloria Fuertes (Madrid, 1918) murió en la madrugada de ayer en un hospital de Madrid como consecuencia de un cáncer de pulmón. La poeta, que supo dominar el juego de palabras y la fuerza de la ingenuidad, encontró en la literatura infantil una forma popular de surrealismo. Su obra, oculta tras su conocida faceta de amiga de los niños, está enclavada en la generación de los años cincuenta. Siempre con tintes autobiográficos ("Para mí todo tiempo pasado fue peor y lo bueno del pasado es que ha pasado"), su poesía fue rescatada en 1962 por Jaime Gil de Biedma en la antología ...Que estás en la tierra.
Fumadora empedermida, su voz de cazallera se hizo popular a principios de los años setenta gracias al programa infantil de televisión, Un globo, dos globos, tres globos. Durante cada tarde de la semana, y durante cuatro años, Fuertes leía cuentos y recitaba poesías en un espacio del que hasta la sintonía era suya. Casi 20 años después, en los noventa, gracias a las parodias del humorista de Martes y Trece Millán Salcedo, la popularidad de la autora de La oca loca volvió a crecer. "A mí me encataba verla en aquel programa infantil y, sin conocerla, me dio el punto de parodiar su ternura, que era mucha", recordaba ayer el actor. "Luego la conocí bastante y abrazarla era maravilloso. Ella y Gracita Morales siempre han sido mis favoritas".Según explicó ayer su amigo el presentador de televisión José Manuel Parada, cuando hace dos meses le diagnosticaron su enfermedad la poeta entró en una fuerte depresión. "Ella, que era muy alegre, se sorprendió de reaccionar así". La escritora dejó de salir porque, como añadió ayer otro amigo suyo, "no soportaba sentir que podía molestar a los demás". Gloria Fuertes permaneció en su casa hasta hace tres días, en que fue internada en el hospital de la Princesa, de Madrid.
A pesar del empeño de su madre, que quería que su hija menor fuera modista, Gloria Fuertes se dedicó desde muy joven a la poesía. Se movía por Madrid en bicicleta, con una falda-pantalón diseñada por su hermana y con corbata, compraba libros a hurtadillas en la cuesta de Moyano y se ocultaba en la portería donde trabajaba su padre para escribir y leer a escondidas de su madre. A los 17 años escribió su primer poema, Isla ignorada.
Fue a finales de los años cuarenta cuando entró en las tertulias del grupo literario denominado Postismo, un movimiento de la posguerra en cuyo manifiesto decían: "Somos hijos de Max Ernst, de Perico de los Palotes y de Tal y Cual".
"Gloria Fuertes aúlla, como una loba herida de muerte", escribió su amigo Camilo José Cela, que añadió: "Sus versos son desconsolados y atroces, saludables y humanos, mortales de necesidad y amargamente sobrios y juguetones como el diablillo de la guardia, al que esta mujer quiere peinar los cuernos". Ayer, Pere Gimferrer, ganador del Premio Nacional de las Letras 1998, afirmó que la mayor aportación de Gloria Fuertes a la literatura es una obra desconocida, que se aleja de la literatura infantil. "Una obra notable, que en los últimos años ha quedado oscurecida por la gran popularidad que le dio la obra dedicada a los niños".
José Hierro rindió ayer homenaje a Gloria Fuertes en Lanzarote durante un acto en el que participaba y en el que leyó el poema Hablo con Gloria Fuertes frente al Washington Bridge, de su libro Cuadernos de Nueva York, informa Efe.
Su último libro para adultos fue Mujer de verso en pecho, prologado por Francisco Nieva. "Mi obra en general es muy autobiográfica, reconozco que soy yoísta, que soy glorista, pero mi yoísmo no es egoísta", explicó la poeta en la introducción a Obras incompletas, un libro que ha alcanzado las doce ediciones.
Babelia
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