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MÉXICO

Las consecuencias de un brindis equivocado

Quien le sugirió a Federico Pizarro que le brindara la muerte de su primer ejemplar al jefe de gobierno del Distrito Federal, Cuauhtémoc Cárdenas, no supo el daño que le hacía al político y al torero. 40.000 espectadores pitaron este brindis en una manifestación inusitada de repudio popular. Pese a que Pizarro quiso componer la situación brindando al respetable la muerte del descompasado cuarto al que recibió de hinojos con dos largas cambiadas, nada pudo hacer. No sólo por la mala calidad del animal sino por el malestar que aún prevalecía en los tendidos.Fernando Ochoa aprovechó la movilidad y el buen son por el derecho de Peloncito que hizo tercero y mostrando un toreo variado de poder y buen gusto. Inició su faena con garbosos doblones con la derecha y después de un cambio de mano lo siguió ejecutando con la izquierda es decir, a la vieja usanza. Cargando la suerte y con la panza de una muleta bien cuadrada, elegantemente ligó series de redondos corriendo la mano con temple y cadencia. La emoción llegó a los tendidos pues puso de pie a la afición. Al trotón quinto, Fernando Ochoa le dibujó una larga de cartel al abrochar un quite con ajustadas chicuelinas y dio una nueva demostración de los avances que ha logrado.

Gómez/ Pizarro, Ochoa, Abellán

Toros de Teófilo Gómez: sin trapío y débiles; fieros y complicados excepto el 3º aplaudido en el arrastre por su calidad.Federico Pizarro: dos pinchazos y dos descabellos (abucheos); estocada tendida y tres descabellos (pitos). Fernando Ochoa: pinchazo y estocada delantera (oreja); dos pinchazos hondos (ovación y salida a los medios). Miguel Abellán, confirmó la alternativa: pinchazo, media tendida y descabello (silencio); pinchazo hondo y un descabello (silencio). Monumental Plaza México, 8 de noviembre, casi lleno, inauguración temporada grande 98-99.

Miguel Abellán, sustituyó a El Cordobés. Al confirmar su alternativa con Tequilero sólo tuvo detalles con el percal y algunos con la sarga al final del trasteo. Pero no se acopló por el calamocheo del cornúpeta, sino por la sencilla razón de que no se puede llegar por primera vez a México un miércoles y el domingo hacer el paseíllo en la plaza más importe de Américo. La acometividad del astado mexicano difiere de la del español y el torero hispano primero debe practicar en las ganaderías y luego lidiar en provincias antes de presentarse en México. Con el sexto, que rebrincaba y tiraba tornillazos a diestra y siniestra, el madrileño nada bueno pudo lograr. Es una lástima que se haya precipitado en su confirmación de alternativa pues Abellán es un torero que tiene valor y clase y la afición mexicana no tuvo la oportunidad de valorarlo.

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