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Un barrio esencial y terrible

El pintor italiano Renato Guttuso retrató el viejo barrio de la Vucciria, con su espectacular mercado, como una enorme naturaleza muerta, recuerda Roberto Andó, director del Festival del Novecento, en el catálogo que celebra la exposición de Miquel Barceló en Palermo.

Una ciudad que se resiste a las definiciones, pero que es en todo caso una experiencia fuerte para los ojos y para el corazón. Muchos estetas y viajeros -recuerda Andó- han visto la capital siciliana con la misma angustia que Jean Paul Sartre experimentó al visitar Nápoles, "como los adolescentes van al tanatorio, como se va a una autopsia. Con el horror de ser testigo". El pintor mallorquín, quizás por el amor un poco tremendista a los sabores intensos de la vida, se sintió cómodo en ese barrio especial, todavía hoy controlado por la Mafia.

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Barceló ocupa una iglesia siciliana con sus últimas obras
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