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EE UU abre Miami a los músicos cubanos pero no a sus representantes

Poco antes de la medianoche de ayer ( hora española) el pianista cubano Chucho Valdés, la cantante Omara Portuondo, el grupo Irakere y la orquesta Charanga Rubalcaba salieron de La Habana en un vuelo especial rumbo a Miami para actuar en la gala Leyendas cubanas, celebrada esta madrugada en el Centro de Convenciones de Miami Beach.Los músicos (recibidos por varias manifestaciones de grupos de exiliados que consideran un desafío su presencia) viajaron solos, ya que EE UU denegó la entrada a los 11 representantes de las casas de discos de los artistas. Las razones que dio el Departamento de Estado para no permitir su entrada fue que las visitas eran de "carácter comercial". "Les hemos negado la entrada porque son agentes que vendrían en viaje de negocios para promocionar lazos comerciales de los que el último beneficiario es el Gobierno del régimen cubano", señaló un portavoz del departamento. Mientras tanto, en la isla, el día fue de infarto. Un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores aseguró a este diario que, pese a las informaciones divulgadas en Miami a las doce del mediodía ( seis de la tarde en España) de que Estados Unidos ya había concedido los permisos de entrada a los artistas, la sección de intereses de EE UU en La Habana había comunicado a las autoridades cubanas que los visados aún no habían sido otorgados. Finalmente, la autorización llegó, pero cuatro horas despúes.

"Yo no comprendo nada. Esto es una cosa muy fea", dijo el pianista Chucho Valdés, en su casa de La Habana, mientras aguardaba a que le llamasen por teléfono para decirle si viajaba o no a Miami. En el Instituto Cubano de la Música el ambiente era de nervios e indignación. "Tenemos contratado un vuelo que espera en el aeropuerto de La Habana a que estos señores se dignen de una vez a dar los visados", dijo la directora de dicha institución, Alicia Perea. Perea señaló que la actitud con los representantes de las casas de discos cubanas era "una muestra más" de la política discriminatoria del Gobierno de Estados Unidos con la música y la cultura cubanas.

Guerra de nervios

Perea añadió que, a pesar de la humillación que supone la actitud norteamericana, que ha llevado la guerra de nervios hasta extremos de una arrogancia impensada, Cuba seguía dispuesta a participar en el Midem. "Tenemos derecho y queremos participar. Lo vamos a intentar hasta el último momento, aunque lleguemos tarde. Hablar de música latina sin Cuba no es serio. Es un crimen contra la cultura, es un acto de incultura de Estados Unidos".

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