Dos ministros del Gobierno palestino dimiten por la tolerancia de Arafat con la corrupción
El presidente palestino, Yasir Arafat, acaba de recibir una bofetada política. Los ex responsables de las carteras de Educación y Agricultura, Hanan Ashraui y Abdel Yauad Saleh, respectivamente, rechazron ayer formar parte del nuevo Gabinete de la Autoridad Palestina en el que habían recibido nuevos cargos, por la tolerancia de Arafat hacia la corrupción, al no separar de sus cargos ministeriales a varios antiguos responsables supuestamente implicados en fraudes e irregularidades administrativas. Hanan Ashraui criticó también el rumbo de las negociaciones de paz.
"No conseguiremos nada con este nuevo Gobierno", aseguraba ayer la ex ministra Hanan Ashraui, de 51 años, para justificar su salida del recién formado Gabinete del presidente Yasir Arafat, en el que se le había encomendado la cartera de Turismo, que antaño ocupó el carismático alcalde de Belén, Elías Freije.Hanan Ashraui recalcó que abandonaba el Ejecutivo, pero no su escaño de diputada en el Consejo Legislativo palestino -88 miembros-, desde el que afirmó que continuará luchando por su país, contra la corrupción y en favor de un verdadero proceso de paz, diferente del emprendido por Arafat en sus negociaciones con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
"No me siento feliz por el rumbo de las negociaciones, no podía continuar mirando hacia otro lado", añadió la ex ministra Ashraui, la única mujer del Gabinete de Arafat, líder permanente del sector crítico, quien en los últimos seis años se ha enfrentado duramente con él e incluso le había presentado su dimisión como portavoz del Ejecutivo y como responsable del Comité Belén 2000, encargado de preparar el aniversario del nacimiento de Jesús.
La despedida de Hanan Ashraui ha sido diplomática si se compara con la de su compañero, el ex ministro de Agricultura Abdel Yauad Saleh, repescado en el nuevo Gabinete como ministro sin cartera, quien ha preferido salir del Gobierno dando un portazo al tiempo que insultaba y vilipendiaba a Yasir Arafat, tratándolo poco menos que de "maestro de ladrones".
"Esta maniobra [la reestructuración ministerial] institucionaliza la corrupción en el corazón del sistema político palestino y acelera realmente la frustración del pueblo", ha afirmado en un ataque de cólera el ex ministro de Agricultura, un hombre controvertido y permanentemente atacado por sus ex compañeros de Gabinete.
La salida de estos dos ministros abre una crisis sin precedentes en el Gobierno palestino, pone en entredicho el liderazgo de Yasir Arafat y hace peligrar la firme decisión del propio presidente de declarar unilateralmente el Estado de Palestina dentro de nueve meses, como en reiteradas ocasiones ha anunciado, al no contar con la fuerza ni la cohesión política interna suficiente.
Los dos ex ministros disidentes reforzarán las filas del sector democrático de oposición al presidente Yasir Arafat, que encabeza y lidera el doctor Haidar Abdel Shafei, quien desde su Gaza natal ha empezado a movilizar a la sociedad palestina, pidiendo que salga a la calle y exija un cambio en profundidad en la administración política de este embrión de país, como única fórmula para lograr "un Estado fuerte y respetable".
"Propugno una movilización pacífica, que no ofrezca al Ejército israelí la excusa de intervenir en nuestros asuntos internos, ya que no hay que olvidar que ellos están ahí expectantes, sentados a nuestras puertas", aseguraba hace pocos días a EL PAÍS Abdel Shafei en su consultorio médico de Gaza, mientras hablaba de la corrupción, de la persecución sistemática de los islamistas de Hamás, de las detenciones irregulares de los opositores de Arafat y de lo que él calificaba como el "régimen excesivamente personal" del presidente.
El objetivo de Abdel Shafei, como el de los ex ministros Ashraui y Saleh, es erigir un nuevo Estado palestino firmemente enraizado en los valores democráticos, "ya que éste es el arma más contundente en nuestra lucha contra Israel".
