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Historias iniciáticas

Los cinco candidatos al mejor filme extranjero hablaron de su trabajo en un seminario de directores de cine

ENVIADA ESPECIALFue un día de actividad diabólica, el sábado. Para desayunar, supimos que Leonardo DiCaprio no asistirá a la ceremonia de los oscars. Según ha anunciado su astuto agente, El Niño ha tomado tan amarga decisión para no opacar con su presencia al director de Titaníc, James Cameron, ni a su protagonista femenina Kate Winslet; sin embargo, es posible que se deje caer por la fiesta oficial posterior, llamada Baile de los Gobernadores. ¿Es factible e incluso humana tanta sencillez, en la star del momento? Puede que sí, pero también hay una cierta maldad en emitir semejante declaración de autocomplacencia en visperas del acontecimiento, como para recordamos que, aunque no le hayan nominado, DiCaprio es más popular que ninguna. Y eso que su nueva película, La máscara de hierro, con su doble papel, es un importante pestiño con reparto estelar.

Indiferente al dramatismo del anuncio, una legión de cinéfilos más adictos al arte que al glamour guardaba cola a lo largo del strip para comprar el libro de Martin Scorsese en la Books Soup y hacérselo firmar por el autor. Se trata de un interesante volumen basado en el documental que Scorsese realizado para el British Film Institute, en tomo a su visión del cine norteamericano. El libro se inicia con la reproducción de la famosa cita de Frank Capra: "El cine es una enfermedad. Cuando infecta tu sangre se convierte en la hormona principal; recubre las enzimas; dirige la glándula pineal; interpreta a Yago en tu psique. Como con la heroína, el antídoto consiste en más y más cine".

Scorsese tenía cuatro años cuando su madre le llevó a ver Duelo al sol, y ese día marcó su vida para siempre. Montxo Armendáriz, responsable de la nominada Secretos del corazón, tenía cinco cuando fue al cine por primera vez y creyó que los personajes se dirigían a él personalmente; cuando una actriz le tendió una caja, él alargó las manos para tomarla y le destorotó el moño lacado a la espectadora de delante, con el consiguiente escándalo. Le cayó tal bronca que tardó años en volver a una sala.

Armendáriz tuvo ocasión de contar esta anécdota en el transcurso de la comida que siguió al Seminano de directores de las películas de habla no inglesa seleccionadas para, el Oscar. "Estábamos todos los nomínados, y muchísimos norteamericanos, de Robert Wise a Oliver Stone. ¡Estaba Jack Palance!", dice con la ilusión en los ojos. A cada uno se le pidió que relatara su historia iniciática, y a Montxo le felicitaron por la suya. Antes, en el Seminario, se pasaron fragmentos de los cinco filmes a concurso. En el atiborrado Samuel Goldwyn Theater se encontraban los ilustres ancianos de la Academia, pulcros viejecitos (algunos, cogidos de la mano de sus esposas) muy respetables porque han pasado su longeva vida viendo y haciendo cine. Armendáriz, aunque habla inglés, explicó que no tiene buen acento y que' prefería expresarse en español,por lo que le pusieron una interprete ; también Pavel Chukhrai, director de Vor (El ladrón), necesitó que le tradujeran del ruso. Los otros tres directores (Bruno Barreto, Milce van Dien y Caroline Link) hablaban inglés muy bien, con la particularidad de que Van Dien, director de la holandesa Karakter, ha vivido en Los Ángeles, estudiando con ¡una beca de la Academía! (aquí, estremecimiento de horror por parte de los españoles: ¿tendrá influencias?). Presentó el acto Norman Jewison, y cada director fue exponiendo sus opiniones y experiencias, básicamente sobre lo distinto que es trabajar en Europa y Estados Unidos. La traductora de español no matizaba mucho, pero parte del público sabía nuestra lengua (esto es California) y reían las ironías de Armendáriz (sobre todo, aquéllas a costa de los productores en general) ytambién los pequeños fallos de la intérprete.

Por la noche, hubo recepción en el domicilio del cónsul español, mi querido amigo Herminio Morales y allí, en Beverly Hills, tuve el privilegio de ver materializarse al secretario de Estado de Cultura, Miguel Ángel Cortés, que representará al misterioso ministerio en la ceremonia de los Oscar. Por cierto, que caiga o no la estatuilla luego habrá fiesta en Le Döme, subvencionada por el Departamento de Turismo de Rosa Díez, en el Gobierno vasco. Pero a lo que iba: Cortés dándome dos besos y yo con estos pelos. Sabido es que la de periodista es la profesión más peligrosa del mundo.

Había más gente, claro. Vicky Peña, singular y estupenda como ella sola; Silvia Munt, elegantísima; Andoni Erburu, recién llegado de Disneylandia y (!por fin!) jugando con un chaval de su edad, y José María Otero, director del ICAA (Instituto de la Cinematografia y las Artes Audiovisuales). Por si fuera poco, estaba también nuestro gran director de fotografía José Luis Alcaine, que actualmente rueda en Los Angeles Blast the past, a las órdenes de Hugh Wilson, que dirigió El club de las primeras esposas. Alcaine, una de las personas más serias y humildes que conozco en este negocio, no escatimó elogios para la pareja con quien comparte cartel: nada menos que Christophet Walken y Sissy Spacek.

Casi olvidaba que, en algún momento del ajetreado sábado y en algún lugar de la populosa ciudad de Los Ángeles también firmaba ejemplares de su biografia No se lo cuentes a Papá el hijo de Henry Fonda y padre de Bridget Fonda, Peter ex Easy Ryder, hoy nominado al Oscar al mejor actor por Ulee's Gold, la película que marca su regreso al cine después de un largo y despendolado periodo que a algunos (nunca me encontré entre sus fans, igual que no estoy con las del Niño Leonardo) nos ha parecido más bien corto.

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