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Los mediadores de Chiapas piden un acercamiento entre Gobierno y guerrilla

Juan Jesús Aznárez

La disposición del nuevo ministro del Interior, Francisco Labastida, a un cara a cara con el subcomandante Marcos y los contactos entre el Ejecutivo y la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) pueden contribuir al clima de confianza necesario para la reanudación de negociaciones con los zapatistas. Pese a las alentadoras señales, Óscar López Velarde, senador del gubernamental Partido Revolucionario Institucional (PRI) y miembro de la Cocopa, anticipa el fracaso de cualquier estrategia si Gobierno y guerrilla mantienen sus irreductibles posiciones.La Cocopa, formada por diputados y senadores de todos los partidos con representación parlamentaria, pide la rápida implementación de la nueva estrategia que prepara Labastida, a instancias del presidente, Ernesto Zedillo. Pero mientras, el patrullaje militar por los poblados donde el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) tiene su feudo continúa y la convivencia en Chiapas es todavía precaria.

El proceso de paz permanece estancado desde 1996, y la matanza de 45 indígenas en diciembre no hizo sino agravar un escenario progresivamente envenenado por la presencia de grupos armados de diferente signo, y el creciente enconamiento étnico, religioso y político en la empobrecida región.

López Velarde, opuesto a la desmilitarización de la zona en tanto el EZLN no retire la declaración de guerra emitida el 1 de enero de 1994, reclama medidas concretas, entre ellas una reforma constitucional sobre derechos de los indígenas. La enmienda, negociada por la Cocopa y el EZLN, fue rechazada por el Gobierno.

Zedillo, mientras tanto, atiende con especial atención dos frentes: la evolución de los acontecimientos en Chiapas y cambios en el Gabinete que afectan a ministerios claves. Al nombramiento de Labastida, considerado un serio candidato a la presidencia en el 2000 siguió el de Agricultura (Romárico Arroyo) y Hacienda (José Ángel Gurría, hasta entonces responsable de Exteriores).

La designación de Gurría en el ministerio más importante fue protestada por los sindicatos y la oposición, pero aplaudida en Washington y Wall Street, donde forjó buenos contactos como secretario (ministro) de Relaciones Exteriores. Administrar la deuda pública, el plan nacional de pensiones, mantener el déficit fiscal controlado y el flujo de inversiones extranjeras serán objetivos prioritarios de su gestión.

Con Chiapas aún en portada, Zedillo recibió de la oposición la demanda de que agote las vías pacíficas en la solución del conflicto. El centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) pidió a Zedillo el alejamiento de la fórmula militar y un mayor fortalecimiento de las atribuciones y autonomía de la Cocopa. El jefe del PRD, Andrés Manuel López Obrador, que califica la situación de "total ingobernabilidad" en Chiapas, reclama el fin de las incursiones castrenses en las comunidades indígenas, una menor presencia del Ejército y el desmantelamiento de los paramilitares.

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