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Tribuna
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Neobarroco cubano

Tres títulos estrictamente narrativos fundamentan de manera sustancial la obra de creación de Guillermo Cabrera Infante: Así en la paz como en la guerra (1960), Tres tristes tigres (1967) y La Habana para un infante difunto (1979) (hay una novela en inglés: Holy Smoke). En los tres rige la preocupación central del lenguaje: preocupación de especiales acentos cubanos en la narrativa latinoamericana contemporánea, que encontró en Lezama Lima al obstinado transeúnte de los feraces territorios del neobarroco en lengua española. Cabrera, más quevediano que gongorino, más conceptista que culterano, ha agregado a esta preocupación la de recrear el habla cubana. El lenguaje de Así en la paz... -colección de relatos- es elíptico y brutal a la vez, como el mundo que incorpora: un mundo acosado, amenazado.Estas preocupaciones verbales alcanzan su cénit en la novela siguiente, TTT, como debe llamarse, según el autor, que ganó con ella el Premio Biblioteca Breve de 1964 y que apareció en España bárbaramente mutilada por la censura. Libro del Caribe, sus personajes centrales hablan y narran, cuentan amores y humores. Los monólogos se contrapuntean en el texto, que esplende en su ingenio neobarroco con la apoteosis del juego verbal, y construyen así una novela polifónica, que admite incluso la novela dentro de la novela, como Ella cantaba boleros, que ha sido reeditada recientemente (1996) por Alfaguara. Fue uno de los grandes éxitos del boom; se convirtió casi en una bandera; es también un libro de nostalgias.Obra autobiográfica

Su siguiente novela, pasando por encima del libro Vista del amanecer en el trópico (1974), que es otra cosa, fue La Habana..., cuyo título contrahace el de la obra de Debussy (Pavane por una Infante défunte). Obra autobiográfica: el infante es el autor. Para algunos se trata de su mejor libro. Libro, en todo caso, de aprendizaje, de iniciación, que novela la infancia y adolescencia del escritor, su entrada en el mundo del erotismo y su formación artística, que enlaza, pero en otro plano -en el de la conciencia del tiempo perdido-, con TTT. Un pasaje resume bien el alcance de la novela: "Pero ella era única en la tarde. Una sola sombra sonora en mi cantar de los cantares. Habanidad de habanidades, todo es habanidad. ( ... ) Dos desmadres tengo yo, la ciudad y la noche. Recordar es abrir esa caja de Pandora de la que salen todos los dolores, todos los olores y esa música nocturna".

Guillermo Cabrera es un digno premio Cervantes. Aguardemos que en otra próxima edición el nombre de Augusto Monterroso pase también a formar parte de la lista de ganadores.

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