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El Gobierno balear compró unos raros capiteles góticos de yeso por error

"No es decepcionante ni nos han tomado el pelo; que las dos esculturas góticas adquiridas no sean de piedra sino de estuco o mortero (compuestos de yeso) resaltan su interés". Jaume Gil, director general de Cultura del Gobierno balear, justificó así la compra por tres millones de pesetas a un anticuario de Palma de Mallorca de sendos capiteles-ménsulas que, según el informe del director del Museo de Mallorca, Guillem Rosselló Bordoy, eran "piezas escultóricas talladas en piedra arenisca (...)", datadas en el siglo XV y relacionadas, con muchas precauciones, con talleres ligados a la manera de trabajar del reconocido artista medieval Guillem Sagrera. La compra fue descrita de "especial interés" por suponer "un notable incremento de las colecciones escultóricas del museo".Los análisis para la restauración de los capiteles han desvelado que el primer componente de las piezas es una mezcla de yeso, lo que levanta dudas en un profano sobre su datación, originalidad o consideración artística. Pero los interesados consideran que es una curiosa novedad.

"Los romanos y los griegos usaron el yeso", advierte Federico Soberats, escultor y restaurador del Museo de Mallorca, que reconoce que sufrió "un chasco al descubrir la rarísma y curiosa composición y factura de las ménsulas". Soberats entiende que el componente "es indiferente para la consideración artística e histórica de los capiteles" -San Pedro y San Pablo-, aunque reconoce que el valor económico sería mayor si fueran de piedra".

Justificaciones

La compra de raras esculturas góticas de yeso no es asumida "como un gol, por los políticos y expertos oficiales y no se pone en duda ni el precio pagado, ni el error de diagnóstico del analista oficial. "Sin tocarlas nadie puede saber si es piedra o estuco. Seguro que no son piezas de molde, ni falsos, son únicas", justifica Soberats. "La datación corresponde a otros historiadores".Joana Maria Palou, subdirectora del museo, especialista en escultura antigua manifestó: "Los capiteles aportan un dato que no teníamos, suponen un hallazgo, una posible evidencia de las disoluciones de los sistemas constructivos en el gótico final".

La biografía atribuida a las esculturas tiene tantos entresijos y misterios como la masa de la que están formadas. Las ménsulas figuraban como apoyos decorativos en una capilla construida en 1446 junto a la Cartuja de Valdemossa convertida en pequeño teatro. El prior del convento al ser exclaustrado las llevó -pesan 70 kilos cada una- a una finca señorial cercana, que pasó luego a manos del aristrócrata austrohúngaro archiduque Luis Salvador. Figuraron en un supuesto museo local, cuyas piezas salían a menudo a la venta; fueron también de un anticuario, Pep Costa Picarol, que trabajaba para decorar las mansiones de magnates locales y estadounidenses, cuyo herederos dijeron que las ménsulas eran suyas y no del anticuario que las vendió al Gobierno balear.

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