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GEOPOLÍTICA MUNDIAL DE LAS DROGAS

Las 'pequeñas empresas' toman el control del negocio

El hundimiento de los grandes mafiosos provoca una eclosión de grupos de narcotraficantes

Ramón Lobo

El problema de las drogas es mundial. No conoce fronteras. La voladura de la URSS, la eclosión de conflictos regionales necesitados de capitales y la sofisticación y multiplicación de las bandas delictivas hacen muy difícil su combate. La disparidad de políticas beneficia al narcotráfico. Laurent Laniel -jefe de misiones de la ONG francesa Observatorio Geopolítico de las Drogas (OGD) y responsable del informe anual presentado ayer en Madrid, París y Washington- no quiere pronunciarse sobre la conveniencia de una legalización de las drogas. "Nosotros sólo deseamos proponer un debate serio, ver los pros y los contras, pues la discusión actual está viciada, es una discusión histérica". El País Semanal publicará este domingo un amplio informe sobre el tema.

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El tráfico mundial de estupefacientes ha sufrido una mutuación espectacular en los años 1995 y 1996, que son los que contempla el informe Geopolítica mundial de las drogas. Los grandes carteles han dado paso poco a poco a organizaciones delictivas menores, pequeños empresarios basados en vínculos familiares o de clanes (caso de África) que transportan cantidades reducidas de droga y que, por tanto, son muy complicados de desarticular. Esta metaformosis se ha debido, entre otras razones, al éxito en el combate contra las grandes mafias (Italia, Colombia o Birmania). El caso colombiano es espectacular. De los dos grandes carteles de los años ochenta se ha pasado a cerca de 3.000 pequeñas organizaciones.El área de cultivo y producción mundial no ha disminuido. En América Latina, por ejemplo, se ha pasado de las 500-700 toneladas de clorhidrato de cocaína a finales de los años ochenta a las 800-1.200 de 1996. Birmania y Afganistán, los principales productores de opio, han multiplicado su tonelaje por dos en el mismo periodo, situándose ahora en 4.500 toneladas. Marruecos, primer exportador mundial de hachís (con mercados preferentes en España y Francia), ha ampliado el área cultivable de las 30.000 hectáreas de 1988 a las 70.000 de 1996, pese a los publicitados esfuerzos de su Gobierno (aniquilamiento del cartel de Tánger sin tocar al de Casablanca).

El consumo, globalmente al alza, debe analizarse por separado. En los llamados países ricos se ha producido en los últimos dos años un estancamiento en la demanda de las drogas clásicas y un incremento de las de diseño (éxtasis, LSD, anfetaminas). Ese parón en la popularidad de la heroína, cocaína, hachís o marihuana se ha visto compensado con creces con la llegada en masa de nuevos clientes en las ciudades de los países del Tercer Mundo (Suráfrica) y en la antigua URSS (Rusia).

Envite al Estado

Las drogas siguen siendo un gravisimo problema internacional, sostiene el OGD. La drogodependencia y sus efectos médicos y económicos, el incremento de los delitos relacionados con la necesidad de fuentes de ingreso para la adquisición de droga, el tremendo poder corruptor de las narcomafias y el auge del sida son factores que refuerzan esta visión alarmista. El informe de esta ONG francesa, creada en 1991 y que ha contado con la ayuda financiera de la Unión Europea, entre otros, destaca la necesidad de mejorar el conocimiento del narcotráfico y la cooperación policial. La destrucción de hecho del cartel colombiano de Medellín (con la muerte de Pablo Escobar) y los golpes a la Mafia italiana se han debido más a que estas organizaciones sobreestimaron su fuerza en el envite al Estado y a la capacidad de las fuerzas de seguridad.

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El narcotráfico es, tras las armas, el segundo negocio más lucrativo del mundo. Defenderse contra el inmenso poder económico de las mafias exige algo más que entusiasmo, exige coordinación. El OGD asegura que las políticas represoras (Estados Unidos es el ejemplo más significativo, con durísimas penas de cárcel) han concluido en fracaso. Las más permisivas (como la holandesa) tampoco han paliado los efectos perniciosos del tráfico ilegal. La Europa de Schengen (en la que se encuentra España) se mueve entre estos extremos. Los resultados han forzado, según este informe anual, a los más reticentes (Francia) a apoyar la creación de una policía europea (Europol).

Sin embargo, son muchos los expertos mundiales y medios de comunicación de prestigio (The Economist) que consideran que el combate contra las mafias está perdido. No se puede competir desde la legalidad con sus medios ilegales. Aseguran que el único modo de desenmascarar el descomunal negocio de las drogas y sus ramificaciones es legalizarlo. Eso hundiría los precios.

No es una opinión compartida. El OGD, aunque no tiene una posición oficial al respecto, es renuente. Prefiere un debate serio, con datos. Algo que actualmente parece una quimera. La posición de EE UU, el mayor consumidor mundial de drogas duras y blandas, augura pocos cambios legislativos. La política norteamericana, lejos de volverse permisiva (pese a los referendos de California y Arizona sobre el uso médico de la marihuana), es cada vez más estricta. La cruzada antitabaco es una prueba de sus intenciones.

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