_
_
_
_
_
Tribuna:ANIVERSARIO DE UN JOVEN COLÉRICO
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Joe Orton, treinta años después

Joe Orton le mató hace 30 años el hombre con quien vivía, su amante, Kenneth Helliwell, quien después se suicidó. Todavía ahora su teatro tiene que irse abriendo paso en el mundo del neopuritanismo: era una agresión a la sociedad de su tiempo y esa sociedad se duele todavía de esos ataques. La Iglesia, la policía y la familia estaban un poco acostumbrados, en el Londres de los sesenta -y se les vendría después todo el estallido de las generaciones de los Beatles, del LSD, de los precursores y continuadores del 68-, a estos ataques: Orton venía algo después que la generación de los angry young men, los jóvenes coléricos. Habían tomado este nombre de una obra de teatro, nombre que se ha convertido ya en una frase hecha en todo el mundo: "Mirando hacia atrás con ira". Esta mirada hacia atrás era un reproche a los padres: el imperio paterno se había ido del Reino Unido y la guerra mundial ha dejado una huella en las tristemente célebres divisiones de clase en Inglaterra. Y una nueva pobreza. Shelagh Delaney (Sabor a miel), Osborne, Pinter, Wesker... Estaba pasando todo ese teatro -y esa música, y aquellos poetas, y los nuevos novelistas- hacia el final de los cincuenta: preparaban las nuevas vías.

Verbo grosero y fuerte

Una de ellas la abrió Orton. En su diario explica bien que él no pertenece a ninguna escuela en el sentido Filosófico de la palabra (aunque estudió teatro: Royal Academy of Dramatic Art, Londres). El, simplemente, era un hombre que confiaba en el mal gusto para acabar con la burguesía refinada, y era un homosexual que, como Genet, había hecho de esta determinación la constante de su vida y de su arte. Para defenderse de la sociedad que le expulsaba, para acusar los vicios de los acusadores. Genet, comediante y mártir, según las palabras de Sartre, tenía un camino lírico: Orton eligió el verbo grosero y fuerte de la farsa del teatro barato o de los chistes de music hall. La primera obra que se conoció de él en España creo que fue Lo que vio el mayordomo (la interpretó Ismael Merlo: una de sus últimas actuaciones), donde lo visto era no sólo el adulterio, sino el incesto y el sexo como violencia, todo ello para hacer reír. En Londres fue una obra póstuma, representada un año después de su muerte. La primera que se estrenó en Londres fue Entertaining Mr. Sloane, donde consiguió radicalmente el escándalo. Y la risa, como en El botín (The loot), que se representa en este aniversario en España (ahora en Madrid, teatro Reina Victoria), farsa medio policiaca, en 1966: un divertido detective, una banda de ladrones, un botín en un ataúd. No sé si cuento algo más de lo que se debe saber, pero no es una obra en la que el conocimiento de lo que pasa impida la sorpresa ni la risa. Risa negra, se puede decir.Este Botín fue estrenado un año antes de la muerte de Orton. Éste fue todo su teatro, con algunas piezas cortas (El rufián en la escalera, también representada en España, y The Erpingham Camp), más algunos guiones de televisión y radio. Su vida de 34 años no dio más de sí, pero su huella ha sido muy fuerte en todo el teatro inglés. Y, como decía, se va abriendo camino en el áspero mundo al que quiso atacar, pero que conserva aún sus bastiones muy bien defendidos.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_